Ficticia y el cuento contemporáneo en Yucatán

Columna de Rosely Quijano: Ficticia y el cuento contemporáneo en Yucatán

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El cuento es un género consolidado en Yucatán, el preferido de las y los escritores que buscan consagrarse a través de este género literario, el más antiguo de todos, incluso que la poesía, pues lo primero que hizo el hombre antes de escribir fue contar historias.

Por eso, escribir un buen cuento hoy requiere mucho más que una buena pluma e imaginación. Después de Sherezade contar algo memorable que perdure en la mente del lector es difícil, más no imposible.

Los cuentistas yucatecos han sido arropados por la casa editorial Ficticia, reconocida y distinguida por su buen catálogo de publicaciones muy bien seleccionado y cuidado por su director Marcial Fernández y su editora Mónica Villa, quienes han tenido una buena visión de críticos literarios y editores; también le han apostado al ensayo, traducciones y otros rubros, en los que han dado cabida a escritores de todo el país.

Tal vez hoy no sea tan complicado, como décadas atrás, lograr que el centro del país se fije en la producción literaria de la Península, y no se necesita transitar exclusivamente por los caminos institucionales para lograrlo, afortunadamente.

Hoy la autogestión de los escritores les permite abrirse puertas en diferentes editoriales independientes, que les ofrecen mayor libertad y difusión de su obra, y son menos voraces con los contratos que las grandes casas editoriales. Un gran ejemplo es Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura 2023, que desató la polémica recientemente, pues publicaba en la pequeña editorial De Conatus, y para muchos esto simbolizó el triunfo de las editoriales independientes. 

Ficticia ha tenido a bien publicar de Yucatán a Roger Metri con “Crepúsculo del camaleón”; a Adán Echeverría con “Compañeros todos”; a Roberto Azcorra con “Disparados a la luna”; a Will Rodríguez con “Pulpo en su tinta y otras formas de morir”; a Carlos Martín Briceño, el que más títulos ha publicado, algunos como “Montezuma's revenge y otros deleites”, “Los mártires del freeway y otras historias” y “De la vasta piel”; a Adrián Curiel con “Unos niños inundaron la casa”; Alonso Marín con “Nadie en casa”; también a dos escritoras destacadas, Gará Castro con “Familias perfectas” y, muy recientemente, a Ileana Garma con “Cómo vivir sola después de los 40”.

También es importante mencionar las antologías “El espejo de Beatriz”, volumen I y II, que contienen a ganadores y menciones honoríficas del Concurso Nacional de Cuento “Beatriz Espejo”, desde sus inicios hasta el 2020, donde se encuentran antologados algunos otros escritores yucatecos.  

En conjunto se puede observar que las plumas publicadas en esta editorial son un gran acierto, libros memorables que muestran, como afirma Carlos Martín, una voz distintiva y una fastuosidad tal vez poco conocida en el país. 

Considero que la calidad debe premiar siempre sobre la cantidad, por lo que habrá muchos cuentistas en Yucatán, pero la calidad es representativamente menor; dejo la siguiente frase de Juan Carlos Onetti para la reflexión: “Los escritores se dividen en dos grandes categorías: los que quieren llegar a ser escritores y los que quieren escribir. A los primeros les aconsejaría que se apuren, porque un boom se caracteriza por su breve duración relativa. Los segundos no necesitan ningún consejo”.

 

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