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Este mito se refiere a un animal misterioso asociado generalmente a las antiguas estructuras prehispánicas y a las cuevas. Se sabe que el burro fue traído a América por los europeos como animal de tiro y cabalgadura. En Yucatán también fue utilizado para esa función y, posteriormente, para realizar las duras labores en las desfibradoras henequeneras. Esta bestia, como muchas otras especies, se incorporó al paisaje local y posteriormente a la mitología regional.

Don Antonio Salazar Rodríguez, artesano de Muna, relató que cerca de Uxmal, en un sitio llamado Bojolaktun, hay una caverna en donde se escondió un brujo. Allí hizo un burro con el barro al que le puso su propia sangre en la boca. Así cobró vida el asno.
En el poblado de Itzincab, municipio de Umán, la gente cuenta que el Burro Kat vive en una cueva cercana llamada Xkalotsayab, la cual contiene un cenote de fácil acceso. Los habitantes dicen que el Burro Kat, a veces, se comía a las personas que se atrevían a entrar a la caverna.

Guillermo Canul, de Cansahcab, dijo que en una estructura prehispánica cercana a esta comunidad se aparecía frecuentemente el citado animal. Un vaquero anciano que iba todos los días a leñar vio a un burro cerca de los vestigios arqueológicos; bajó de su caballo para atraparlo, pero cuando se acercó al animal, éste ya no estaba. Era el Burro Kat.

En el mismo Cansahcab existe la historia de una niña que todos los días pasaba cerca de la gruta Ukajá para llevarle pozole a su padre. Un día, la chiquilla se perdió y no volvió a aparecer. Las personas de la comunidad creen que la niña se perdió en la cueva Saká de la misma región. En todo caso se piensa que algo tuvo que ver el Burro Kat.

Roberto López Méndez publicó que el Burro Kat era como cualquier otro animal y en una ocasión, simplemente se le perdió al dueño de la hacienda San Antonio Xiat, en Cansahcab. Ordenó a su caporal que fuera en su búsqueda. Así llegó a la entrada de la Cueva de la Virgen, ubicada en el mismo municipio. Allí se le apareció una mujer, la Virgen, quien ofreció una bolsa de dinero al fiel trabajador, pero éste temeroso no aceptó.

Cuando se enteró el patrón, le ordenó que fuera por el burro o por el dinero; pero ya no se le apareció la Virgen ni recuperó al burro, sólo escuchó el ruido que hacía el animal al comer su maíz. Ya no lo podrá rescatar pues el animal sólo se le ve cuando la Santísima Virgen aparece en la cueva. Además, nadie se puede acercar a la deidad pues tiene como guardianas dos enormes y feroces serpientes que se sitúan en ambos lados de ella.

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