El concepto de soberanía en el régimen del disparate
El Poder de la Pluma.
La soberanía nacional recae en los ciudadanos, en el pueblo. Pero la gente no ejerce de manera directa esa autoridad, sino que la delega en sus representantes. La constitución mexicana establece que “todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”.
Algunos pretenden asociar el concepto de soberanía, equivocadamente desde mi punto de vista, a la autosuficiencia o al dominio del gobierno, no de los ciudadanos, sobre uno o varios recursos de la nación, especialmente los naturales. Y a partir de ahí se desarrolla un discurso nacionalista que pretende justificar monopolios y medidas proteccionistas sobre un sector como el energético.
Es cierto que la energía es estratégica para cualquier país, pero es equivocado pensar que se alcance la soberanía solamente si su absoluto control, posesión y gestión se lleva a cabo desde el gobierno federal, aunque se haga mal, ineficientemente, e incluso contra el beneficio del pueblo, como se hace actualmente desde el régimen del disparate y la ocurrencia.
Hace un par de días, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) decidió ya no publicar en el Diario Oficial de la Federación (DOF) importantes acuerdos que hubieran favorecido no solamente una mayor competitividad de las energías renovables, sino un mayor empoderamiento de los ciudadanos sobre recursos que son propiedad de todos y que tenemos gratuitamente, como son el sol y el viento.
Con esa errónea decisión, se cancelan para el sector eléctrico oportunidades de mejora que tienen que ver con el almacenamiento de energía, y también con un esquema que ha demostrado ser muy exitoso en todo el mundo en donde ha sido implementado, que es el denominado “community solar” o generación distribuida colectiva.
Los proyectos de generación de energía solar colectiva pudieron haber abierto una ventana de enormes oportunidades de desarrollo de las energías limpias, especialmente en aquellos casos en donde más se necesita, y existen impedimentos de espacio, de morfología u orientación de las azoteas de los edificios, de propiedades en régimen de condominio o de comunidades apartadas y poblaciones marginadas a quienes urgía hacer llegar la justicia energética. El modelo de generación colectiva, donde se ha aplicado, ha otorgado poder real a los ciudadanos, lo que les permite ejercer precisamente una auténtica soberanía, que les permite con libertad tomar decisiones y tener el control sobre sus recursos. No hay mayor y mejor soberanía que ésta. Pero ahora el gobierno de las ocurrencias y los disparates, enarbolando un concepto equivocado de soberanía, ha cancelado temporalmente esa posibilidad.
Ya son muchas, demasiadas, las acciones equivocadas que frenan el progreso de las energías renovables. Todos los días somos testigos de la forma tan disparatada y ocurrente con que se aborda la agenda energética de México, desde un gobierno que confunde fortaleza con autoritarismo, y reduce el concepto de soberanía a la simpleza de la propiedad y control central del estado, en lugar de hacer residir la autoridad en el pueblo, en cuyo beneficio debería enfocar sus actuaciones.