El desafío de construir comunidad y el espacio público
Raúl Monforte: El desafío de construir comunidad y el espacio público
México y muchos lugares del mundo están hoy convulsionados por diversas crisis: salud, medio ambiente, economía y desigualdad. Las personas son cada vez más sensibles y padecen divisiones sociales alentadas con frecuencia por líderes que deberían fomentar lo contrario, la unión y fraternidad. Uno de los desafíos más complejos que tenemos por delante, especialmente ahora que iniciamos un nuevo año, consiste en encontrar el modo de trabajar unidos en la creación de comunidades incluyentes, resilientes, justas y participativas. Por fortuna no es poca la gente que ya trabaja en esto y que está implementando ideas innovadoras para alcanzar a tener un impacto real y positivo en sus ambientes de influencia.
Entre las herramientas de las que podemos valernos para que esta tarea tenga éxito, se encuentra sin duda la capacidad de establecer un diálogo, pero que sea auténtico, incluyente, que tome lo mejor y lo que tiene de positivo cada forma de pensar, cada opinión, cada perspectiva. En el camino, es posible encontrar desafíos específicos y complejos que deben ser enfrentados y jamás evadidos, que con toda seguridad demandarán la implementación de soluciones innovadoras. Es necesario encontrar los puntos en donde coinciden todos los tópicos de cada grupo de interés y enfocarse en ellos analizando con detenimiento las ideas, los retos y las lecciones aprendidas.
Un elemento que es muy relevante en la construcción de comunidades lo constituye el poder contar en las ciudades con un robusto sistema de espacios públicos que fomenten su uso intensivo y frecuente, con el consecuente resultado de una mayor integración social y generacional, que contribuya a reducir las brechas raciales, económicas, de género y otras desigualdades.
Los parques, corredores urbanos y en general el espacio público, es esencial para garantizar la salud y el bienestar físico, mental y emocional de las personas, sin embargo, con demasiada frecuencia nos encontramos con que esos espacios no son totalmente accesibles o francamente hospitalarios ni tampoco acogedores como para recibir a todas las personas, con independencia de género, edad, habilidades físicas o nivel socio económico.
Necesitamos diseñar, construir y operar los espacios que garanticen el acceso igualitario a la naturaleza, mediante sitios que sean invitantes, inclusivos y seguros, que ofrezcan oportunidades para la simple distracción, o incluso para el alivio de cualquier desorden físico, emocional, espiritual o mental.
El espacio público también ofrece la oportunidad de llevar una vida cívica emotiva, vibrante, plena en expresiones artísticas y culturales, pero sobre todo que sea la manifestación más evidente y genuina de una auténtica democracia sana. Los parques tienen el inmenso potencial de convertirse en el soporte válido para la generación de prosperidad y calidad de vida para todos los habitantes de una ciudad, que más que simples ciudadanos, aspiran a convertirse en sólidos eslabones de una armónica y sostenible comunidad. Si hoy trabajamos en fortalecer el entramado de la infraestructura organizacional, social, política, económica, de salud y ambiental, seremos una comunidad resiliente y estaremos mejor preparados para una recuperación más firme y rápida de cualquier otra crisis futura que pudiera golpearnos