El guardagujas

Cuando nos sentimos plenos, pareciera que todo alrededor lo es también...

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Cuando nos sentimos plenos, pareciera que todo alrededor lo es también y danzamos entre una armonía de bienestar. Pero cuando estamos agobiados, todo cuanto nos rodea pareciera ser un reflejo de ese desorden del alma. ¿De qué se trata? Quizás sea una oportunidad para mirar mejor las cosas, sacar los ojos analíticos y encontrar soluciones. Se trata de decidir.

La lectura que nos toca esta semana lleva por nombre “El guardagujas” y es un cuento largo del autor mexicano Juan José Arreola. Tengamos en cuenta, para una comprensión mayor, que un guardagujas es la persona encargada de cambiar las direcciones en las vías de ferrocarril. Es precisamente en este sentido en el que viajaremos en la historia siguiente.

Entre aires mágicos, acompañamos a un forastero que llega a la estación de ferrocarriles de un pueblo sin nombre. Ahí se topa con el guardagujas, quien muestra dominio de cómo funciona el transporte en ese lugar, y entre palabras con tonos de advertencia, le dice que los trenes no tenían horario ni rumbo, que el desorden y la sorpresa eran los factores que definían los viajes. No se sabía cuándo pasaría el próximo tren, ni a dónde iría; podrían pasar horas, días o meses.

La fantasía se hace presente y de pronto nos enteramos de cosas imposibles en cuanto a un sistema ferroviario fallido, donde los pasajeros tenían que desarmar un tren y cargar las piezas por un puente inexistente y atravesar un río hasta la otra orilla para de nuevo armar los vagones y continuar el viaje. Mágico, ¿no? Pareciera un guiño para nosotros; una invitación a pensar en todo lo que no funciona en nuestra tierra y en todas las alternativas que debemos tomar para resistir.

En el cuento el tren llega y el destino del forastero no se conoce. Él ha tomado una decisión y aborda un vagón hacia un destino incierto. ¿Será casualidad que esta lectura aparezca cuando estamos en vísperas de decidir ese destino que no conocemos como país? Un cambio aguarda y no conocemos el destino; pero tendremos que elegir.

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