Elijo a ya-sabes-quién
Estaremos mejor con-ya-sabes-quién, les doy mi palabra y no me arrepiento...
Estaremos mejor con-ya-sabes-quién, les doy mi palabra y no me arrepiento. Estoy seguro que, si cada uno de nosotros siguiera sus enseñanzas, su gran ser caritativo, su entrega al pobre, al enfermo y al desamparado; si pudiéramos compartir su visión del mundo o pensáramos frente a cada acto que cometemos ¿qué haría ya-sabes-quien? y nos esforzáramos en imitarlo, claramente estaríamos mejor.
Él es nuestra esperanza, nuestro salvador diario en cuyos actos vemos a un hombre y también a un dios. Y si no deseas creer en su palabra, como muchos quienes lo han considerado solamente un líder político, pese a que su palabra es palabra de vida, te perdona y te invita a vivir aunque sea lejos de él pero siempre haciendo el bien. Te invita a crecer en el amor y compartirlo, pues no existe fórmula o acto de magia más grande que éste. Te invita a la tolerancia del pensamiento, al respeto ajeno, a vivir tu libertad sin atentar contra la de otro. Te llama a vivir, porque no hay nada que le haga más feliz que verte sonriendo y por ello decidió sufrir por ti.
Estaremos mejor con ya-sabes-quién, o mejor dicho con el verdadero ya-sabes-quién, con el único que da la vida por ti, con el único que ve tu beneficio y no el suyo, el que no lucha por un puesto político por tercera vez, el que es más que un candidato puntero que necesita fama y recurre a mentiras, el que no requiere llamarse Morena para recordar a la madre de un pueblo entero y no se saca propuestas absurdas de la manga, sino que te entrega la propuesta más bella de todas: la vida eterna a su lado. Y este ya-sabes-quién lleva por nombre Jesús.