Entre cambios y transformaciones

Disertaciones para noctámbulos: Entre cambios y transformaciones

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Dicen que los cambios siempre son para mejor; sin embargo, en política no todos opinan lo mismo, más cuando los intereses personales se ven afectados o la seguridad de lo conocido se va desvaneciendo.

Los cambios nos asustan por que es la antesala a lo nuevo y diferente, y aunque este proceso sea parte natural de nuestra vida, muchas veces no estamos conscientes: a diario vivimos el cambio del día por la noche y viceversa; pasamos de un calor ex tremo a una intensa lluvia, pero todavía seguimos temiendo al cielo nublado y al anuncio de la llegada de un huracán.

Desde Heráclito sabemos que nada se mantiene estático, que “nadie se baña dos veces en el mismo río”, sin embargo, seguimos deseando detener el agua a pesar de la corriente. México vive un momento en donde el devenir se ha hecho presente. Después de más de cien años del Primer Congreso Feminista de México (1916); de que, a Elvia Carrillo Puerto, primera diputada local electa, no le dejaran tomar posesión de su cargo a punta de balazos (1923) y a casi setenta de que la mujer mexicana pudiera ejercer su voto (1955); cuando parecía imposible —o cuando menos lejano—, una mujer ha sido electa presidenta del país.

El país se ha teñido de guinda y han cambiado las dos fuerzas políticas antagónicas. Ante un PRI en agonía, un PRD extinto, Acción Nacional y Morena se erigen como las dos principales fuerzas políticas; nada nuevo: la derecha vs izquierda, como desde el inicio de la construcción del México independiente: conservadores vs liberales. Pero, estos cambios son sólo la superficie, la verdadera trans formación en este momento es impalpable, pasarán algunas generaciones para ver el resultado.

Dice Enrique Dussel que en la política se sitúan tres constelaciones que determinan diacrónicamente todos los momentos de su desarrollo, los cuales van cambiando de significado semántico. Estas constelaciones son: Totalidad vigente (Positividad), Ruptura mesiánica (Negatividad) y Construcción del nuevo orden.

La primera se refiere al acontecimiento originario, clásico o faraónico del órgano político; la segunda habla de una fetichización del poder en turno que, como consecuencia, trae una ruptura que da inicio a la anarquía, el estado de rebelión y el nacimiento de un mesías; y, por último, la construcción de un nuevo orden que es la estabilización mesiánica y la imaginación innovadora.

En la filosofía de la política dusseliana, podemos ver que lo que hemos presenciado desde las elecciones de 2018 y que se consolidan en las del 2 de junio pasado, no sólo es la caída de un partido y el surgimiento de otro; sino que estamos siendo testigos de la dialéctica histórica de la política mexicana.

A pesar de su cercanía y dependencia a Estados Unidos, México hoy comienza a mirarse como parte de Latinoamérica, una Latinoamérica que también está en proceso de cambios, convulsos, pero que anuncian algo nuevo que todavía está en construcción, donde difícil mente el imperio se erija como la máxima potencia mundial.

No hay que temer, habrá que observar y participar del momento histórico. Sobrevivimos a la Conquista, a la Independencia, a una Revolución, ¿por qué no habríamos de hacerlo a una Cuarta Transformación? 

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