|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hay días en que los recuerdos se empeñan en ser protagonistas, acaparan la atención y la mente sin pedir permiso, y de modo irreverente, y es que normalmente no llegan solos, les encanta andar en montón, en manada; conformando una tribu maliciosa que pone a trabajar incansablemente todos los sentidos, mientras las lágrimas, el nudo en la garganta y el dolor prudente, pero presente, se siente en el corazón.

Creo que a todos nos ha pasado alguna vez que los recuerdos tocan fuerte a la memoria, pero lo hacen con insistencia, de manera constante y hasta cierto punto, un tanto molestosa… hasta que logran que su compañera y amiga la nostalgia, se haga presente y sonría a lo grande sin reparo alguno.

Entonces, llega a la mente una vivencia que en su momento fue buena, y que casi con seguridad, no se supo valorar a tiempo, pero como se trata metafóricamente de un harakiri mental, aparece en combo, con todo agrandado y aprovechando cualquier tipo de promoción… si se ofreciera en mostrador de Burger King, sería el de papas jumbo, refresco triple y helado incluido.

Así sucede y ya, porque de eso se trata la vida, porque somo seres conscientes e inteligentes, capaces de percibir, comprender, y sentir lo que pasa a nuestro alrededor.
Tal vez la anticipación es la respuesta, y aunque suene choteado y trillado, el aquí y el ahora la solución… ¿A qué me refiero?, bueno, en ocasiones por actuar con urgencia de conocer lo que sigue, desesperados por dominar lo que vendrá, dejamos pasar grandes momentos, instantes plagados de emociones, de valor, minutos que con frecuencia determinan el valor de nuestras vidas, por la gente que nos rodea, por los sentimientos que al experimentarlos se generan y que nos abrazan con fuerza… mientras de modo inconsciente miramos de reojo lo que sigue, lo que viene, lo que pasará.

Retomé al iniciar este año la lectura del libro “Despertando”, una obra de Lety Sahagún y Ashley Frangie, y me encantó una frase que dice así: “Algún día vas a extrañar lo que estás viviendo hoy”. Suena simple, pero considera las veces que has encontrado alguna imagen en tu celular, que luego de años te ha movido sentimientos profundos que en su momento no imaginaste.

Tal vez te ha pasado que Facebook trae algún recuerdo a tu muro y cuando lo miras te mueve emocionalmente hasta un punto que jamás pensaste que podría existir. Seguramente has mirado alguna foto que cuando fue tomada tildaste de horrible, imperfecta y fea, pero con el paso del tiempo descubriste el gran valor de esa imagen, por su esencia y por lo que contiene.

Así se nos escapa la vida, en el afán de conocer lo que sigue, de anticiparnos a lo que vendrá y prepararnos de manera adecuada para el futuro, olvidamos que cada amanecer representa un día menos, y no un día más.

Antes de que los recuerdos toquen tu memoria, y de que tus cinco sentidos conspiren con tus sentimientos y razón, anímate a vivir cada momento de manera consciente y presente. Practicando el aquí y el ahora. Porque algún día vas a extrañar lo que estás viviendo hoy, antes de que eso suceda. ¡Disfrútalo!

Lo más leído

skeleton





skeleton