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La Consar, en el año 2015, aplica disposiciones de carácter general para migrar los expedientes del Sistema de Ahorro para el Retiro, respaldados, hasta esa fecha, en papel, a expedientes electrónicos.

De entonces a hoy, toda nueva solicitud de registro o de traspaso que se efectuare entre las afore, se hace a través de un proceso de validación y autenticación de datos personales y su captura en dispositivos electrónicos, además de las huellas dactilares, firma manuscrita de los trabajadores, toma de una fotografía digital y de obtener una grabación de su voz.

Al proceso descrito en el párrafo anterior, las afore lo llaman “enrolamiento” o generación de “expediente electrónico de identificación del trabajador”.

Pero hay algo que la Consar no ha previsto, ni las afore han resuelto en sus en sus manuales de procedimientos transaccionales; me refiero al desgaste que sufren las huellas dactilares y digo esto porque a diario atendemos casos relacionados con este detalle.

Lo anterior nos lleva a determinar que, hoy día, en una gran cantidad de trabajadores, sus huellas dactilares son ilegibles a los dispositivos ópticos utilizados por las afore, cuando ellos tramitan su registro, desean hacer un traspaso, gestionar su pensión o disponer de los recursos que por ley les corresponden de su cuenta individual.

Probado está que las huellas dactilares se deterioran en el tiempo, por, entre otros factores, la edad (mujeres alrededor de los 63 años y hombres sobre los 66 años de edad), el uso frecuente de productos químicos -detergentes, aromatizantes, desengrasantes, cloros y otros-, y hoy día, por el uso de gel antibacterial y sanitizante, en forma excesiva, ocasionando con ello daños a nuestras huellas dactilares.

Publica en la red de redes la Dra. María Luisa Téllez, dermatóloga de la Clínica Ricardo Palma, en España, que “el uso de gel antibacterial causa irritación, posibles alergias y dermatitis”, y agrega que “lo menos irritante y que conserva las reglas no contaminantes es el lavado frecuente de manos, sin dejar de usar los desinfectantes, pero regulando o haciendo un uso moderado de ellos”; concluye expresando que, “la mejor alternativa para el cuidado de las huellas dactilares, sería usar jabones comunes, de glicerina, suaves y sin perfume, para la correcta desinfección de nuestras manos”.

Yo me pregunto: ¿de qué manera la Consar y las afores subsanarán esta situación, que a todas luces irá acrecentándose, antes de que se van afectados una mayor cantidad de trabajadores y futuros pensionados?

La moneda está en el aire; mientras tanto, preciso es que cuidemos nuestras huellas dactilares, pues éstas, ya sabemos, se borran.

Para ello, acostumbre conservar hidratadas sus manos y sus huellas dactilares; en internet encontrará múltiples opciones y consejos prácticos.

 

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