Iniciativa para trabajar menos
Daniel Uicab: Iniciativa para trabajar menos
El pasado mes de abril, "la de ocho" en varios periódicos fue la iniciativa impulsada por Morena en la Cámara de Diputados, para reformar el artículo 123 de la Constitución y que la jornada laboral semanal se reduzca de 48 a 40 horas. Esto ocasionó comentarios a favor de los trabajadores, desde luego, y en contra de parte de la clase empresarial, a la que está dedicada la iniciativa.
La propuesta se aprobó en comisiones, perono pudo aprobarse por mayoría simple, por ser constitucional. Así, la Cámara baja acordó que el próximo 16 de octubre se realice un Parlamento Abierto paraque se expongan y analicen ventajas como: impacto en la calidad de vida, productividad y mejoras en la salud de los trabajadores; y las desventajas: aumento de costos laboralesy pérdida de la competitividad. Alguien comentaba que, si ese tiempo libre no es bien aprovechado, puede convertirse en ocio y ya sabemos cómo es nuestra idiosincrasia.
Es un hecho que la reforma en ciernes afectaría principalmente a la iniciativa privada, es decir empresas pequeñas, medianas y grandes, porque la burocracia, con sus contadas excepciones, labora (es un decir) desde hace mucho tiempo la también llamada “semana inglesa”, de lunes a viernes; igual que los maestros, con el “plus” de que estos tienen hasta tres periodos de vacaciones, más días festivos, los de junta del sindicato (que siempre hacen en día hábil, ¡faltaba más!). Y qué decir de los diputados que proponen estos cambios, sólo asisten (¿o trabajan?) en la Cámara a dos periodos ordinarios de tres meses cada uno por año, pero también suman ausencias, lo que confirma que pueden ser prescindibles.
Hay también empresas e instituciones donde la actividad es de tal importancia que el horario pasa a segundo término y los trabajadores así lo entienden, destacadamente el sector salud, donde médicos y enfermeras, entre otros muchos, rotan turnos, hacen guardias y, cuando por fin llegan a casa, lo hacen con una tremenda carga de cansancio y estrés. Es el mismo caso de los policías, bomberos y rescatistas que, además, no saben si van a volver a sus hogares. ¿Podrá funcionar ahí la jornada de 40 horas a la semana?
Y qué decir de lasfuerzas armadas cuyos elementos están al 2x1, es decir, dos días francos (si no los arrestan) por uno de guardia. Pero la franquicia no está garantizada, porque pueden ser enviados de partida a algún lugar lejano o puede surgir de pronto un operativo, alguna comisión u ocurrir un desastre natural, y entonces todo el personal es acuartelado para ayudar a la población civil. Para los embarcados en la Armada es similar la rutina cuando el buque está en puerto, porque cuando zarpa pueden pasar meses para volver a casa, con varios días navegando sin pisar tierra, ¿cuántas horas de trabajo se acumulan entonces?
Por eso decimos que la iniciativa tiene dedicatoria para las empresas, para los patrones que generan fuentes de empleo, pagan impuestos y contribuyen al desarrollo del país. Deben ser escuchados en ese parlamento abierto.
Anexo “1”
“Para el extra”
Al respecto, me viene a la memoria la película “A toda máquina” (con Pedro infante y Luis Aguilar) en donde un personaje, el esposo de la portera de la vecindad, llegaba corriendo y con un “ya llegué, vieja” entraba raudo a la vivienda a cambiarse de ropa, volvía de prisa con otro atuendo y se despedía con “ya me voy, vieja”, para ir desempeñar otro de muchos empleos que tenía el pobre hombre.
Hoy pocas personas tienen dos empleos y ya no digamos tres, entre ellos los maestros que dividen sus horas en clases por la mañana y tarde; algún obrero o burócrata que atiende algún changarrito familiar para completar el gasto familiar o profesionistas que imparten clases.
Recuerdo que a finales de los 70, cuando estuvimos comisionados en la Secretaría de Marina, en su antigua sede de José Azueta, varios compañeros de Intendencia Naval se ganaban el extra por las tardes rotulando sobre de aquellas cartas que enviaba a sus suscriptores la famosa revista Selecciones del Reader’s Digest rubricadas por “Blanca Sierra”; otros “taxeaban” en autos de sus familias y unos más laboraban en algún periódico como correctores o editores. Creo que de ahí nació en mí el gusto por el periodismo, porque empecé precisamente como corrector hace ya casi 30 años, y en el ínter he desempeñado dos empleos cuando el tiempo lo ha permitido. Soy de esa generación a la que le gusta el trabajo, de ahí mi frase preferida: “dedícate a lo que te gusta para que no tengas que trabajar”.