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El presidente no escucha a quienes alzan la voz para exigir respuesta a sus necesidades y demandas. Esto es así desde que asumió el poder, de hecho se exacerba la situación todos los días, en cada sermón matutino donde se le cuestiona de temas que le incomodan, y para los que siempre tiene una respuesta fácil: la descalificación, el oprobio, el contexto del pasado reciente o lejano como justificación.

Para él la inseguridad es culpa de los sexenios anteriores a partir de Calderón; si no hay crecimiento económico la factura es del neoliberalismo; el nulo avance en educación fue a causa de la reforma de Peña. No hay nada que no funcione y que asuma la responsabilidad porque siempre tiene “otros datos”; los inconformes son los conservadores. Visto así, su sexenio se vuelve intolerante, excluyente, divide, polariza, nos confronta al gobernar no con la mente y el corazón, sino con las vísceras. Cito ejemplos recientes.

Su rechazo a recibir y escuchar a integrantes de la Caravana por la Verdad, Paz y Justicia es muestra de que olvida que forjó así su capital político, en la protesta trasformada en modus vivendi. Su intolerancia a Javier Sicilia y a la familia LeBarón contrasta con el derecho de picaporte que tienen los maestros de la CNTE –que tanto daño han hecho a la educación–, a quienes recibe cuantas veces se lo exigen y accede a sus peticiones con una celeridad que ya quisieran los padres de los niños enfermos que requieren medicamentos en tiempo y forma. Su negativa a recibirlos porque “no le gusta el show”, es, como dijo uno de los LeBarón, excusa que es signo de incapacidad.

En el tema de la salud, recientemente AMLO dijo que se investigará a directivos de hospitales públicos por el desabasto de medicamentos para pacientes con cáncer, “básicamente del hospital infantil”. Se lanzó contra una institución icónica, reconocida a nivel internacional: el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, al que el gobierno de la 4T le redujo drásticamente su presupuesto, desde infraestructura, servicios médicos y hasta de intendencia. Seguramente ignora el presidente, y nadie se lo ha dicho, la atención de excelencia que ese hospital brinda a la niñez, los especialistas que forma, lo necesario que es para el país.

La sinrazón es tal que, en otro ejemplo, reduce el sueldo de los médicos pasantes en servicio social, que en promedio reciben cuatro mil pesos, y a los “ninis” del programa Jóvenes Construyendo el Futuro les aumenta la “gastada”, con el argumento de que “no sean enganchados y se vayan por el camino de las conductas antisociales”. Es decir, desdén a los que estudian y paternalismo a los otros.

En todo régimen democrático deben tener cabida la crítica, el disenso, no como ahora, de ahí que muchos sectores estén desilusionados porque no comparten la visión del primer mandatario, pero no se oponen a encontrar coincidencias, solo falta la parte sensible y tolerante.

Anexo "1"

Buenos comandantes

Como en toda institución o empresa, en las fuerzas armadas hay malos, buenos y mejores comandantes. En la Marina, por cada mando estricto en extremo, que tomaba distancia de sus subordinados y delegaba todas las actividades al segundo comandante a bordo, había dos o tres que recorrían sus barcos desde sentinas hasta el puente de mando, pasando por los diferentes pañoles, para conocer el trabajo de sus oficiales y de la marinería, corrigiendo y ponderando el buen desempeño del personal de Escala de Mar, haciendo suya una de las máximas del ejercicio del mando: "conoce a tus hombres, conócete a ti mismo".

De esos buenos comandantes, recordamos (solo como botón de muestra, porque seguramente hay muchos) a los Martínez Puente (y sus primos los Martínez de Anda); los Pasquel Urieta y otros, que se ganaron no solo el respeto, sino también la lealtad y el afecto de la gente, porque no solo priorizaban el bienestar de su tripulación, sino también eran sensibles a las necesidades del personal y de sus familias. Hoy, ya en situación de retiro, siguen gozando del aprecio y deferencia ganados durante sus años de travesía en la Armada, que comenzaron en la H. Escuela Naval Militar. 

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