Candidatos chatarra
Héctor López Ceballos: Candidatos chatarra
El próximo domingo serán las elecciones más grandes en la historia de México (hasta ahora), principalmente por los miles de puestos de elección popular que se elegirán en las urnas.
Gobernadores, alcaldes, diputados locales y federales, son los puestos por los que compiten los diferentes partidos políticos a través de sus actores.
No, no son los candidatos quienes usan a los partidos para ocupar los cargos públicos, sino las organizaciones partidistas las que están usando a los candidatos para llenar las posiciones que configuren los grupos de poder en el país y las entidades federativas.
No me va a dejar mentir usted: no es sorpresa que, en la generalidad (siempre habrá alguna excepción que confirme la regla), la oferta política en el país y en Yucatán es francamente deprimente, rayando en lo patético.
No sólo la ideología partidista ha quedado atrás pues muchos actores ofrecen propuestas que nada tienen que ver con los estatutos de su partido, sino que hasta los principios más básicos de la política han quedado rebasados.
En la época del tiktok, el facebook y el instagram, las y los candidatos son bolsas de papitas o un refresco que quiere venderse a como dé lugar entre el público. Esto es, ya no hay una oferta o alternativa política real, sino un producto u objeto de consumo que se quiere vender a los consumidores, a la ciudadanía.
Los lugares comunes acaparan ahora los volantes y los espectaculares: más salud, más educación, más parques, más seguridad. El hilo negro de la política que creyeron haber descubierto estos personajes ya no alcanza para satisfacer las necesidades actuales y reales de la población.
Y claro, como no se les ocurre nada más, como son un producto vacío, un discurso y una cáscara, tienen que vender el empaque, montar un triciclo y jugar al panadero, regalar peluches, bailar con sus botargas, hacer “marchas de la unidad” y subir hasta cuándo van al baño a las redes sociales para estar en el centro de atención.
De los múltiples debates que se han organizado, pocos candidatos saben siquiera cuáles son las tareas a realizar para el puesto por el que compiten. El caso es llegar, aunque no se sepa para qué.
Estoy convencido de que casi ningún candidato de ningún partido es digno de su voto y de representarle (¿o usted lo cree?), pero con todo, es necesario acudir el domingo a las urnas a elegir a nuestros representantes. ¿Por qué? Simple. Si nosotros no lo hacemos, ellos lo harán por nosotros.
Nuestro sistema electoral está diseñado para que cualquiera pueda ganar incluso con un voto. Las elecciones son la ocasión perfecta para demostrar a los partidos que no estamos satisfechos con su oferta. Ya sea que vote o anule su voto (que personalmente no soy partidario de ello), acuda a su casilla a votar.
Que la decisión quede en nosotros y no en quienes creen que pueden vendernos chatarra. Dato: queda constancia de que la autoridad electoral aplicará una logística tremenda para evitar contagios en las casillas. Observando las medidas adecuadas, podemos acudir a votar de manera segura.