La democracia inconstitucional
Héctor López Ceballos: La democracia inconstitucional.
Hasta burla ya parece por parte del Presidente de la República; intentando legitimar su maniobra de permitir que los militares sigan realizando tareas de seguridad hasta 2028, así como la cesión del mando operativo y administrativo de la Guardia Nacional al Ejército, Andrés Manuel planteó -otra vez- una consulta popular que tendrá tres preguntas: ¿estás de acuerdo con la creación de la Guardia Nacional y con su desempeño hasta ahora?, ¿consideras que las Fuerzas Armadas, el Ejército y la Marina deberían mantenerse haciendo labor de seguridad pública hasta 2028 o que regresen a sus cuarteles en marzo 2024? y, ¿cuál es tu opinión de que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional o dependa de la Secretaría de Gobernación o de Seguridad Pública?
Habría que empezar diciendo que, tal y como ocurrió con la consulta sobre revocación de mandato y la de juicio a ex presidentes, estas preguntas también están mal formuladas y presentan ambigüedades, a pesar de que la Ley que regula estos ejercicios claramente señala que sólo podrán admitirse preguntas que puedan ser contestadas con un “sí” o un “no”. Pero el punto fundamental de estas interrogantes es que todas son, quieran aceptarlo o no sus promotores, inconstitucionales.
El artículo 35 Constitucional -de los derechos del ciudadano- señala en su fracción VII, numeral 3º, que “no podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por esta Constitución; los principios consagrados en el artículo 40 de la misma; la materia electoral; los ingresos y gastos del Estado; la seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente”. Es decir, nada que esté directamente relacionado con la seguridad nacional o el papel del Ejército puede someterse a un ejercicio de votación, al ser estos temas considerados prioritarios y de extrema importancia para la supervivencia misma del Estado Democrático. ¿Por qué entonces AMLO y el oficialismo buscan “preguntarle” a la sociedad sobre estos tópicos? Sencillamente para poder legitimar una decisión ya tomada, a sabiendas de que ese ejercicio de votación no será validado por ninguna institución, pero sí por su numeroso grupo de seguidores. La democracia, en sí, poco tiene qué ver con una consulta que plantea asuntos vedados por la Constitución y que sería igual de legal que someter a votación algún derecho humano.
Es obvio que el INE y las demás instituciones del Estado Mexicano no serán parte de esta clara inconstitucionalidad, por lo que de nuevo tendrá López Obrador una excusa para enfilar sus baterías en contra de las mismas, acusando de neoliberal el simple apego a la Norma que deben tener estos órganos democráticos.
Como sea, en realidad poco peso tendrá esta consulta en una decisión más que tomada: pase lo que pase el Ejército -institución cada vez más poderosa y que va desplazando a las autoridades civiles en varios rubros- seguirá en las calles y la Guardia Nacional estará bajo el mando de las fuerzas armadas. Se está siguiendo la misma estrategia -tan criticada- iniciada con Calderón y que hasta ahora ha dado los mismos resultados: un país cada vez más violento e inseguro. Supongo que habrá quien piense que haciendo lo mismo obtendrá resultados distintos.