Los arquetipos del padre en el cine mexicano

Aída López: Los arquetipos del padre en el cine mexicano

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La figura masculina interpretada con sus variados roles y matices es muestra de la metamorfosis que ha ido retratando el momento histórico de la sociedad mexicana. Uno de los papeles es el de padre de familia en el que claramente se aprecia su transformación y función en el núcleo familiar.

Una de las películas de la época de oro rescatada por el laboratorio de restauración digital de la Cineteca Nacional es la escrita y dirigida por Alejandro Galindo: Una familia de tantas (1949), en la que se hace patente la modernidad a través de las importaciones de los Estados Unidos, amenaza para el patriarca autoritario interpretado por Fernando Soler. La irrupción de un vendedor de aspiradoras en el hogar de clase media-alta desestabiliza el centro de poder de don Rodrigo Cataño, donde cohabita con su esposa, cinco hijos y una empleada doméstica. El dominio ejercido por el jefe de familia se resquebraja con la tecnología.

A inicios de los setenta, Arturo Ripstein adaptó La carcajada del gato de Luis Spota, basada en un hecho real ocurrido en Guanajuato en 1959. La llevó al cine en 1972 con el guion de José Emilio Pacheco bajo el título: El castillo de la pureza; época del cine de autor. El autoritarismo patológico del padre interpretado por Claudio Book es la temática. El título nos remite a conceptos de custodia y pertenencia, cuyo valor a resguardar es la pureza. La película muestra el horror al que puede llegar un padre con tal de “proteger” a su familia de los “peligros externos”. Gabriel Lima, con su doble moral, no pudo conservar la pureza en su castillo. La consecuencia no calculada fue el incesto, motivado del encierro de su esposa y sus tres hijos. El patriarca quedó en manos de la justicia antes de ser envenenado por su descendencia.

El bulto (1992), escrita, dirigida, protagonizada y producida por Gabriel Retes, inaugura el nuevo cine mexicano. El bulto no es otro que el padre que tras recibir un garrotazo en la cabeza con un bambú el día de la manifestación del 10 de junio de 1971 mientras ejercía su oficio de periodista, queda en estado vegetativo para despertar dos décadas después y enterarse de que su papá lo heredó, su esposa se ha vuelto a casar, sus hijos han crecido y es otra época tecnológica; un extraño en tierra ajena. La presencia del padre ausente, pero vivo, es la que determina la nueva realidad de la familia.

En el cine la figura del padre se ha ido desdibujando. El tema central no son los métodos de crianza, ni la autoridad, sino la disolución familiar, las secuelas que dejan las rupturas en los hijos, vejez, paternidad responsable, drogas y el contrato de papás en ausencia de los biológicos.

El séptimo arte es una forma de entender la vida, de adentrarnos en los laberintos de la comedia humana de la que escribió Balzac siglos antes de que se inventara el cine.

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