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Son las 4 de la mañana, suena la sirena anunciando una emergencia. El soldado se despierta con sobresalto, mientras trata de despabilarse, pues necesita su mente activa a la par que se pone sus zapatos, abrocha el cinturón y toma su fusil, uno que está listo para la pronta respuesta a su llamado, un arma que no mata, pero sí defiende, mas no a su portador.

El soldado, intentando despertar, corre hacia la zona de combate mientras su corazón late, recordando la importancia de la vida como la que en unos momentos tendrá que defender frente a su archienemiga: la muerte. Una contrincante que conoce tan bien cual mejor amigo, por tanto, la enfrenta sin miedo.

Al llegar al campo de batalla la tensión aumenta, pero bueno, este soldado ha tenido que aprender a vivir con estrés, ya que la responsabilidad que lleva a cuestas a cualquiera le queda grande, no puede cometer algún error. Enseguida mira la escena y cual detective genera todo tipo de hipótesis sobre cómo vencer en esta batalla mientras se calza en sus manos los guantes blancos que pronto se teñirán de rojo, se coloca el indispensable cubrebocas y su bata blanca que lo distingue de cualquier otra persona del lugar. Después de algunas órdenes, de algunas gotas de sudor y de mucha adrenalina, por fin gana la batalla.

-¡Gracias a Dios!-, dicen los espectadores, pero si se hubiera perdido la guerra todo hubiera sido culpa del soldado. -¡Gracias a Dios!-, afirma el soldado que se siente bendecido con las habilidades que le fueron otorgadas. Satisfecho, regresa a casa a abrazar a su esposa ya sus hijos que no se imaginan todo lo que tuvo que vivir para llevar el pan a casa.

-Debe de tener mucho dinero-, dice la gente, pero no saben el sacrificio realizado que arrepentido lleva a cabo soñando con que sus hijos no se enlisten también en este duro ejército.

El soldado de bata blanca no es un héroe aunque cometa actos heroicos, es una persona más que quemó sus pestañas para aprender a usar su fusil al cual llama estetoscopio. Es un ser humano más que se esfuerza a diario por aprender cómo hacer su trabajo, uno que requiere estar actualizado. Es un ser más, que su competencia se prostituye a 30 pesos mientras finge que puede hacer lo mismo, pero más barato sin ni siquiera ser parecidos.

Él tiene amor, tanto que incluso sacrifica su salud y la de su familia por los desconocidos y unos pesos. Este soldado tiene miedo todos los días de ser herido en batalla, pero, más aún, de que su herida, por algún virus o bacterias viaje hasta alguno de sus seres amados y por ello los dañe o los pierda.

Este soldado de bata blanca hoy se conmemora y celebra, no por héroe, sino por luchador, por amoroso, por estudioso. Hoy se le elogia por las batallas ganadas y también por las pérdidas que con su voz calla, pero que su alma aguanta y recuerda una experiencia adquirida y haciéndolo más fuerte.

Felicidades a todos los soldados de bata blanca, que sus sueños siempre se cumplen y que sus esfuerzos rindan frutos. Todo lo bueno se lo merecen, mis queridos colegas. ¡Feliz Día del Médico!

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