Todo puede ser una interpretación
Columna de David R. Ojeda Correa: Todo puede ser una interpretación
“Me siento triste todo el tiempo porqué ella me ignora, no me quiere”. “A él no le importa lo que pase en la casa, todo tengo que hacerlo yo y eso me irrita”.
Estas y otras frases escucho de mis pacientes en psicoterapia, especialmente cuando vienen en pareja. Es clara su falta de comunicación, puesto que se tratan de interpretaciones y, al no ser reales, se vuelven una alteración de la realidad.
Ante estas situaciones veo al menos cuatro componentes que genera nuestro actuar, tres de ellos capaces de ser modificados. Primero, en la realidad se encuentra lo que realmente ocurre (el suceso), el cual no puede ser cambiado; luego, lo que interpretamos con el suceso, proceso producido por nuestra perspectiva; posteriormente, lo que sentimos con lo que interpretamos, y de último, lo que hacemos con lo que sentimos.
Les cuento un ejemplo de interpretación y mala comunicación: una paciente refirió que su esposo ha dejado de ser atento con ella y sus hijos, y que se la pasa trabajando hasta tarde. Se siente enojada y discuten a diario. “Seguro está con otra”, afirma, lo cual la ha llevado al grado de gritarle y pedirle el celular para revisarlo, donde encontró la plática con un hombre que le decía: “hermoso, te mando besitos donde sabes que te gustan”, por lo cual se pregunta si su esposo es gay o si esa persona en realidad es una mujer con otro nombre.
También dice que él niega todo, que se queda callado y que en otras ocasiones responde con gritos. Quiere el divorcio. La respuesta de él fue: amor, tras nuestro viaje a Miami me quedé con las tarjetas de crédito sobregiradas, no quería decírtelo para no preocuparte, pues sé que estás triste por la muerte de tu papá.
Me quito tarde de la chamba para conseguir más de dinero. La persona con la que me escribí es Toño, un amigo con el que hablo de esa manera por juego, sólo tengo ojos para ti, pero me quedo callado, pues ya no sé qué responder a tu agresividad, no puedo con mi dolor.
Enumeremos algunas situaciones: 1). El esposo no comunica el problema económico interpretando que la entristecerá más. 2). No expresan sus necesidades. 3). Ella, al no verlo en casa, interpreta que ha dejado de ser atento y despreocupado con ella y los hijos, por tanto, se siente enojada y con ese enojo reclama y actúa con celos. 4). Al ver el mensaje, ella interpreta que le está siendo infiel y se enoja más. 5). Se dejan llevar por sus emociones dando por sentado lo que creen como un hecho.
Tantas relaciones se acaban sólo por creer cosas, por no hablar y por interpretar. Cada cosa que decimos puede tener interpretaciones diferentes.
Interpretar es una habilidad innata del ser humano, no existe la forma correcta de hacerlo, pero sí la oportunidad de preguntarle a la otra persona sí lo que estás entendiendo es como realmente crees.
Si escuchas a alguien levantar la voz, puede ser que se trate de enojo, tristeza, aburrimiento o alegría. Muchas veces la acción se parece, aunque la emoción sea diferente y el suceso distinto, la única forma de entenderlo es hablando. Antes de actuar e interpretar, por favor, pregunta si lo que crees y entiendes es real, te ahorrarás mucho dolor.