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Dentro de la medicina existen diferentes visiones de cómo debe ser llevada la consulta. En nuestro país, con los objetivos para realizarla de forma rápida, se ha dispuesto efectuar una consulta bioterapéutica, la cual es de tipo paternalista, donde el paciente dice lo que siente, el médico hace algunas preguntas al respecto, explora la zona comentada y, posteriormente, da su dictamen y explica lo que “tiene que hacer para mejorar” la persona, incluso lo regaña. Esto con una computadora y escritorio de por medio. Son por tanto las consultas a las que estamos acostumbrados.

Lo anterior copia el modelo americano y europeo de consulta médica y ha resultado eficiente. Sin embargo, existen otros enfoques muy poco empleados, como mi favorito y el cual llevo a cabo en mi consultorio: el biopsicosocial. Este deriva del comprender que el ser humano es un ser biológico, tiene una fisiología; además es un ser psicológico, con emociones y sentimientos; por otro lado, es un ser social, nos debemos a lo que somos frente a otros y requerimos de otras personas para subsistir.

Por lo tanto, este enfoque es visto como una manera holística de atender a la persona, ojo, no es lo mismo que la medicina holística, ni la medicina homeopática, estoy hablando de la medicina que conocemos, pero con una metodología diferente donde las emociones del consultante juegan un papel fundamental al igual que sus síntomas.

En una consulta biopsicosocial el médico se interesará por tus expresiones al hablar realizando una lectura corporal y tratando de mantener una conexión directa con el paciente, por ello, se evita tener un escritorio enfrente que los divida. Como es importante que no haya intermediarios, se elimina la computadora del consultorio o se deja a un costado y los expedientes se vuelven de papel.

En este enfoque, será frecuente ver al médico interesarse por la vida del paciente, tender un lenguaje corporal detallado siguiendo el modelo de terapia centrada en la persona de Carl Rogers, donde el doctor no es el que sabe todo, sino un apoyo para el consultante, no es el superior, sino quien orienta, de esta forma quien termina eligiendo su tratamiento es el paciente con apoyo de la orientación del médico, quien le propone diversas opciones para su recuperación, ¡ah! y sin regaños, pues están prohibidos.

Otra característica indispensable de este modelo es la explicación, ya que el médico tiene por obligación lograr que el consultante comprenda todo lo que en su cuerpo acontece, aunque eso implique tener que repetirlo varias veces, hacer dibujos, gráficas o presentar imágenes. Aunque es un modelo más humano y noble, no suele enseñarse en las escuelas de medicina por varias causas.

Primero porque suele tener una duración de 20 a 30 minutos, superior a las estandarizadas por el sector salud, por ello no se usa en el IMSS; segundo, porque el humanismo, escuela que propone este tipo de consulta médica-psicoterapéutica, no es del todo bien vista por los médicos de antaño que no dan relevancia a la psicología, ya que la mejora de las emociones es subjetiva; cuarto, porque se requieren conocimientos en psicoterapia para poder emplearla, habilidad para la que no todos tienen vocación.

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