|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Un nuevo término ha estado sonando mucho en estos días, la gordofobia, que en otras palabras, podría ser el asco, miedo o repudio a las personas obesas, mismo que se encuentra notorio o a veces inconsciente. Por ahí escuché a la gente burlándose de la “generación de cristal que todo le duele”, palabras que lo único que demuestran es que no sabemos respetar la salud mental de los demás.

No por nada México ocupa de los primeros lugares mundiales en suicidio y ni que decir de Yucatán, que ocupa el primer sitio nacional con más muertes autoprovocadas. Esto tiene que ser una señal de preocupación para todos, pues por supuesto que afecta demasiado lo que los demás dicen de uno, aunque intentemos evitarlo.

La gordofobia nace desde aquella persona que critica al otro por su talla, incluso la promoción de una supuesta salud al ser flacos. La famosa flacura, que no siempre es saludable, dice serlo, tanto así que los estándares de belleza nos han llevado a pensar que una persona fit no va a tener enfermedades cardiacas como una persona con obesidad podría tener.

Ciertamente, cuando se padece de obesidad el riesgo aumenta, pero el tener abdomen de lavadero no te lo evita, por eso tanta persona flaca y esbelta llega a la consulta con sus triglicéridos elevados o su presión arterial al tope. Ser fit tampoco quiere significar que se es sano, si no me cree, pregúntenle a esos que van al gimnasio y se meten todos los suplementos que su entrenador les recomienda, y ni qué decir de quienes se inyectan esteroides.

Esas personas tienen mayor riesgo de daño que quienes están obesos, aunque salgan a decir que sus proteínas son naturales. Lo natural no viene en un frasco con sabor a chocolate para hacer malteadas o de un café que te dicen que quema grasa. -“Oye doctor, si le digo a alguien que baje de peso por su salud ¿también soy gordofóbico?”. Bueno, pues si tanto te preocupa su salud, entonces que te importe su salud mental.

Recordemos que los seres humanos somos biopsicosociales, que nos afecta lo físico, lo psicológico, emocional y lo social, así que sí, hablarle de su obesidad a alguien es gordofóbico. Si no eres médico o nutriólogo en consulta, no tienes porqué hablar del físico de nadie, solamente respetar y ese respeto se encuentra en el silencio.

-“Oye doctor, y esas personas que anuncian cosas para bajar de peso, dietas o cirugías ¿también son gordofóbicos?”. Bueno, si seguimos la definición, sí, ya que están contribuyendo a la mentira de que un cuerpo flaco es un cuerpo sano y de que ser así te hará feliz.

Ciertamente es posible que a ti, persona con obesidad, no te afecte que te digan gordo, a mi por ejemplo me da igual, así como hay mujeres que no les afecta el machismo u homosexuales que les da igual que alguien sea homofóbico, aún así, es nuestra obligación respetar y no criticar ni señalar, pues el aspecto físico de los demás no es de nuestra incumbencia, qué tal y al hacerlo, aunque sea de broma, nos convierta en causante de la depresión, de la baja autoestima o del suicidio de alguien más.

Las palabras muchas veces duelen más que una bala. Al final, todo es cuestión de valores, ¿los tienes.

 

Lo más leído

skeleton





skeleton