La patria no está muerta, está en reconstrucción y aunque parezca para muchos que la independencia se ha acabado aún inicia si dentro de cada uno vive la esperanza, la entrega y la tenacidad que esta tierra vivió hace más de 200 años. Dicen que tiempos difíciles hacen hombres y mujeres fuertes, esta patria así nos ha hecho.

Recuerden el año de 1521, totalmente derrotado el gran imperio mexica, gobernados ahora por un pueblo extranjero con afán de esclavizar, robar y matar. Un pueblo nuevo, pero destruido con peleas entre los mismos gobernantes buscando como siempre el poder, un tiempo donde los indígenas, los mexicanos de aquel entonces decían que habían nacido solamente para esperar la muerte, pero repito, llegó la esperanza, les llegó la Virgen Morena, no el partido que utilizó las raíces de los mexicanos para llamar nuestra atención, llegó en realidad quien sí traía la verdadera esperanza de todo México para decirnos “No temas a esta enfermedad ni a ninguna cosa punzante aflictiva” y tomamos para nuestra bandera el verde de su manto, el verde de la esperanza que nos trajo María. 

No temas mexicano a esta ni ninguna enfermedad aunque la enfermedad sea la ignorancia, el poder, la corrupción. México también sufrió en 1810 y la tomó de nuevo a ella, a Guadalupe, como su estandarte de esperanza con Miguel Hidalgo en Dolores, que más que el nombre de un pueblo resuena como el dolor del trabajo de parto de una nueva patria. Hoy todavía tenemos esperanza, la cual nace de la desdicha.

Todavía tenemos esperanza de que todo sea para bien así que ¿a qué le temes mexicano? La patria no está perdida, apenas se está formando, sólo que ahora, con mexicanos y mexicanas más fuertes, más comprometidos, más honestos, más abiertos, menos callados, más críticos. De no ser así entonces sí estamos perdidos. A celebrar que aún la patria vive… vive… viva… viva México y viva la esperanza.