Andrea Alzati: la realidad atravesada de cuchillos
Columna de Rodrigo Ordóñez: Andrea Alzati: la realidad atravesada de cuchillos
“Los ojos de las mujeres de tres generaciones / vistos bajo el microscopio / contienen cuchillos que giran // cuchillos de distintos tamaños y formas / flotan dentro de sus ojos” de Andrea Alzati, escritora que con un estilo experimental nos lleva a conocer su mundo poético a través de un lenguaje plagado de referencias a lo cotidiano, que contienen un germen de irrealidad y metáforas que tratan de explicar el origen de la belleza y la violencia.
Alzati, pintora y fotógrafa, tiene varios poemas publicados tanto en libros como en páginas especializadas en poesía. Ella estudió la Licenciatura en Literatura Latinoamericana en la Universidad Iberoamericana, es autora de los libros Animal doméstico (Juan Malasuerte, 2017, siendo reeditado en España en 2020 por Ediciones Liliputienses y en Chile en 2023 por la editorial Bisturí 10), “Algo tan oscuro que no tiene nombre” (Dharma Books, 2018) y “Todos misquchillos” (Komorebi Ediciones 2019) y actualmente prepara la edición del libro Recen por Mí, que estará a cargo de Dharma Books.
Aunque en México sólo es posible encontrar los libros publicados bajo el sello Dharma Books, existen poemas recopilados y fragmentos de este trabajo poético en las otras editoriales, en páginas dedicadas a reunir muestras de poemas y en los periódicos digitales de poesía. Sin embargo, mi primer punto de encuentro con la autora fue la selección del libro “Todos misquchillos”, que con sólo tres objetos es capaz de configurar una realidad bajo la óptica de la opresión femenina y la constante violencia que atraviesa todos los espacios de la realidad de la mujer.
Una manzana, una mesa y un cuchillo que bien pueden ser la metáfora de los mitos impuestos a lo femenino: el pecado “original”, el hogar o la cocina y la violencia, que detrás de cada cuchillo hay una mano que lo impulsa, que lo sujeta y que nos muestra la forma en que nos relaciones con la realidad, regida por relaciones de poder y un hambre tan profunda de dominación que, cuando fracasa, sólo queda la cólera. También, nos presenta estos tres objetos como las cadenas culturales que el sistema utiliza para atar y someter a generaciones de mujeres, cortando cualquier libertad para transcender a otros ámbitos.
Andrea Alzati tiene un talento único para encontrar en lo cotidiano una cierta belleza, magia en aquello que parece estar inmóvil o perdido en los objetos más inusuales, como queda demostrado en sus redes sociales, donde tiene sus pinturas a la venta o las fotografías donde nos muestra, como la máxima de muchos de los poemas de Charles Baudelaire, que en lo efímero se esconden muchos universos, ideas y momentos de trascendencia que se pierden por su fugacidad.
También este poema largo y experimental pudiera reflejar otros espacios, otras perspectivas, pero la única manera de encontrar el camino que la voz de Andrea Alzati nos propone es leerla. A lectura de su trabajo le agradezco recordarme por qué empecé a escribir poesía, porque es necesaria la memoria histórica, por qué los crímenes de estado no deben quedar impunes, por qué la poesía es un arma contra las dictaduras y la represión.