¿Dónde quedaron las cartas?

Columna de Rodrigo Ordóñez Sosa: ¿Dónde quedaron las cartas?

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Las nuevas tecnologías de la información gradualmente permitieron que las noticias de un país se conozcan con mayor rapidez en otras partes del mundo, así como hizo más inmediata la comunicación entre los seres humanos.

Al principio esperabas las noches para intercambiar mensajes con tus amigos, pareja o familiares, debido a que conectarte a Internet bloqueaba la conexión de tu teléfono convencional, en esos momentos intercambiabas ideas, hechos cotidianos o información a varias personas a la vez a través del extinto Messenger.

Además, aún persistía la tradición de enviar correos electrónicos a una diversidad de personas (profesionales, maestros, amigos, familiares, etc.) para intercambiar experiencias con los que te rodean. En ese lejano principio de siglo aún permanecía el recuerdo de las viejas cartas que llegaban por sobres vía correo postal, generalmente que recibían nuestros abuelos o padres, ya sea largas cartas escritas a mano (ya hemos perdido la capacidad de escribir más de una cuartilla con pluma o lápiz), adornadas con una estampa, una calcomanía o tenían fotos de algún evento personal importante.

En la literatura, las epístolas no sólo eran una forma narrativa como las novelas “Drácula”, de Bram Stoker, o “Lady Susan”, de Jane Austen, también formaron una parte importante en la vida de los escritores y una forma de contactar a otros autores para intercambiar sus ideas sobre un género literario, las nuevas corrientes en el arte, sucesos internacionales o noticias de sus países, además que servían para informar sobre novedades editoriales, visiones íntimas de sus sucesos cotidianos o sobre el amor.

Entre los ejemplos de esta producción literaria está “Cartas a un joven Poeta”, de Rainer María Rilke, dirigidas a Franz Xaver Kappus, donde le daba cuenta sobre los lugares que visitó como parte de conseguir mecenazgos para paliar su complicada situación económica; a la par, este libro muestra la transición estética del autor que estaba dejando atrás la poesía intimista a una más materialista y cercana al mundo y, en algunas partes del libro, habla sobre el oficio de escritor.

Las “Cartas Escogidas”, del escritor William Faulkner, recopilan su correspondencia que se ocupan de temas como ideas políticas y éticas, apreciaciones sobre el ser humano, crítico consigo mismo, cuyas misivas están enrevesadas por un sentido del humor que rompe con la solemnidad de su oficio. Este cúmulo de documentos pueden leerse como una autobiografía de un escritor que narró los sucesos que cambiaron a la sociedad norteamericana.

Las nuevas modalidades de mensajería instantánea que permiten que dos personas se comuniquen en tiempo real para discutir sobre cualquier tema, representaron que las epístolas pierdan su presencia en el siglo XXI, aunque también representan que muchas de las discusiones y las opiniones de escritores actuales se diluyan en el abismo de las redes sociales o borran una conversación (esa zona digital donde van las páginas que caducan o cuando borras un chat). Esperemos que los historiadores estén guardando esos debates en redes sociales, para que en el futuro quede un testimonio literario de los autores de este siglo. 

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