Fabrizio Mejía: las narraciones del Poder (I)
Columna de Rodrigo Ordóñez Sosa: Fabrizio Mejía: las narraciones del Poder (I)
Desentrañar las relaciones que el poder político mexicano construye en torno a sí es pasear por laberintos compuestos de oficinas burocráticas, documentos clasificados, muertes súbitas y órdenes presidenciales interpretadas según el interlocutor en turno, en donde la esperanza de encontrar una respuesta será usando un cadáver incómodo como hilo de Ariadna.
Con esa fascinación por develar la verdad, o hipótesis según prefiera, transcurren las novelas Disparos en la Oscuridad, Nación TV y Un hombre de Confianza, de Fabrizio Mejía Madrid.
Pese a lo vasto de la obra narrativa de Mejía Madrid, señalo estas tres novelas por centrar su temática en revelar las relaciones de poder que envolvieron a personajes clave en el derrotero político que vivió México a mediados del siglo pasado.
Así, los tres protagonistas serán Gustavo Díaz Ordaz, Emilio Azcárraga Milmo y Fernando Gutiérrez Barrios, respectivamente.
En esa pesquisa por reconstruir el tejido político que los envolvió, Mejía Madrid resalta los sucesos históricos que caracterizó a cada uno de ellos: la matanza de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la manipulación de la información a través de la televisión y, finalmente, los actores, verdugos y víctimas durante la Guerra Sucia que inició en 1970.
En esa reconstrucción de alianzas y confrontaciones políticas, las novelas sólo nos dejan más incógnitas: dónde acabaron los muertos y desaparecidos de México entre 1960 y 1997; quién dio las órdenes en Tlatelolco y quién inició la guerra contra los movimientos guerrilleros; cuáles fueron los motivos políticos detrás de cada decisión: órdenes malinterpretadas o aprovechadas para abrirse camino al Poder; qué ocurrió realmente; cuándo el miedo y la apatía se convirtieron en la columna vertebral del Poder; y, finalmente, dónde comenzó a derrumbarse la dictadura del partido único.
Con un lenguaje narrativo tomado de la crónica periodística, aunque sin menospreciar las técnicas novelísticas modernas, Mejía Madrid nos conduce por los grandes salones presidenciales, el Campo Militar Número Uno y a los set de filmación de Televisa, para ir develando la amistad y rivalidad entre los principales actores de la política mexicana.
En sus novelas vemos desfilar un sinfín de personajes conocidos, que alejados de la retórica maniquea, se nos presentan tan humanos como sus deseos: la ambición por el poder, la carrera que emprenden desde los más bajos peldaños de la burocracia oficial, las relaciones personales, familiares y laborales que serán piezas claves para ocupar la cúpula máxima de la política y la economía. Pese al desdén histórico que rodea a estos personajes, la pluma del autor los aborda poniendo énfasis en ese aspecto humano que los caracterizó: la ambición.
Ese deseo ardiente que se convirtió en su brújula para desechar amigos o entregar una obediencia ciega al gobernante en turno, con la esperanza de entrar a los grandes salones del poder. Esa misma ambición que funcionará como bálsamo moral al momento de conciliar el sueño, pese a que unas horas antes ordenaron una matanza, la tortura o pervertir los ideales colectivos con sueños de cuento de hadas derivados de dramas televisivos y programas insulsos.
En fin, contemplamos qué tanto puede degradarse un ser humano con tal de conservar el poder. (Continuará).