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La pandemia dejó una selección de series y películas que abordaron el fin del mundo desde diferentes ángulos, predominando las catástrofes como un destino irremediable para la raza humana; sin embargo, más allá de estas opciones que ofrecieron las plataformas digitales, encontramos algunas agujas dentro de ese pajar, como es el caso de Good Omens.

La serie de seis capítulos basada en la obra del escritor Neil Gaiman nos ofrece el recorrido que hacen el demonio Crowley y el ángel Azirafel, dos amigos improbables desde tiempos antiguos, que deberán combatir hombro con hombro en una carrera contrarreloj para impedir el Apocalipsis bíblico. Ambos lanzados al mundo desde la época en que apareció el Jardín del Edén, desde entonces cruzan sus caminos hasta forman una amistad que ninguno de los dos puede admitir ni en el Infierno ni en el Paraíso.

Crowley es un demonio que ha vivido en la Tierra desde el inicio de la creación humana, quien apareció como la serpiente que tentó a Eva con la manzana del árbol del conocimiento del bien y del mal, mientras que Azirafel era el ángel encargado de custodiar dicho árbol así como proteger las puertas orientales del paraíso. Él y Crowley sirven como representantes del Cielo y el Infierno, respectivamente, en la Tierra.

En este universo de Gaiman existen también otros personajes que afectan el desarrollo de la historia, como el Anticristo, una orden de monjas diabólicas, los jinetes del apocalipsis, las brujas y videntes, quienes tarde o temprano cruzan sus caminos en un enredo cósmico que definirá la suerte de la humanidad con la llegada del Juicio Final, dejándonos momentos de un humor negro basado en referencias bíblicas y literarias.

Este formato de serie tiene una construcción visual destacada, desde el intro de la misma, donde vemos el recorrido de la humanidad desde su salida del Edén hasta la construcción de las grandes ciudades, hasta el formato de los capítulos donde no se abusa de los efectos especiales, sino que utilizan los países europeos para darle color y vida a cada uno de los capítulos.

Una muestra del humor que maneja la serie la encontramos en el capítulo que presenta la amistad no declarada entre ambos protagonistas a través del tiempo, como el momento en el Gólgota cuando crucifican a Jesús, en donde el demonio le dice al ángel: le mostré todos los reinos antes de este día, cuando le preguntan por qué, responde: las oportunidades de viajar de un carpintero en Galilea son muy pocas. En ese mismo diálogo, le pregunta el demonio: ¿qué les dijo que los molesto tanto?, respondiéndole el ángel: que sean amables unos con otros, revirando el demonio: si, con eso basta.

Una serie que definitivamente nos aleja del panorama desalentador que utilizan las grandes cadenas de cine de Estados Unidos, poniéndonos a nosotros como responsables del futuro que se avecina (bíblico o epidemiológico), con una trama entretenida y que nos devuelve el optimismo en estos tiempos inciertos.

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