Las ausencias también son presencias: Felipe Carrillo Puerto

Las ausencias también son presencias: Felipe Carrillo Puerto.

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Mañana será el día en que se recuerda el fusilamiento de Felipe Carrillo Puerto, el de los ojos verdes, las ideas blancas y el espíritu rojo. Segundo en la lista de catorce hijos del matrimonio entre Justiniano Carrillo Pasos y Adela Puerto Solís, desde joven su mirada se atenuó en la justicia social para el pueblo maya. Un inquieto Felipe desde su adolescencia defendió al oprimido, tal como lo argumenta el doctor Franco Savarino, quien relata que para 1892 a sus 18 años, Felipe apoyó a los campesinos de Uci, comunidad de Motul, a derribar una barda que un hacendado colocó para limitar el paso de los habitantes, esto perjudicaba el acceso a los cultivos. Derribada la barrera, el joven junto con otros fueron encarcelados, ahí experimentó ese sentimiento que lo motivó a transformar la tierra que lo vio nacer, la búsqueda de la libertad y justicia para las clases vulneradas.

“El dragón de los ojos verdes” (Yaax Ich), como le decían sus cercanos, trazó una ruta clara, progreso por igual para todas las personas. Construyó una política centrada en el respeto sociocultural a los habitantes de Yucatán, privilegió al pueblo maya como pocos e impulsó la equidad para las mujeres de la mano de su hermana Elvia Carrillo Puerto, la monja roja, primera mujer electa a un cargo público en 1923. Felipe habló y entendió la lengua maya, eso lo acercaba más a una emergente población que lo veía como su igual.

Desde la conformación del Partido Socialista del Sureste y sus Ligas de Resistencia, quienes contarían con más de 60,000 afiliados, se apoyan mejores condiciones de trabajo y salario. Para 1916, logra ser alcalde de su natal Motul y para noviembre de 1921, consigue de manera contundente ser el primer Gobernador Socialista electo en México.

Durante su mandato apoyó la educación, la construcción de carreteras, fortalecimiento de la industria avícola, ganadera entre otras acciones que procuraban el reparto de la riqueza de manera equitativa.

Muestra de este interés en la educación es la fundación en 1922 de la Universidad Nacional del Sureste, hoy Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), institución que sigue promoviendo los valores de su fundador. A 100 años de su asesinato junto con el de Manuel Berzunza y tres de sus hermanos Edesio, Benjamín y Wilfrido, su ausencia se hace presencia en las palabras y actos de quienes lo admiran. Su madre conmemoró estas cuatro heridas abiertas con una placa en el Cementerio General de Mérida donde reposan hasta el día de hoy los restos de sus hijos, incluyendo a Elvia.

La madrugada del 3 de enero de 1924 dejaron de mirar esos ojos que vieron la injusticia y no callaron ante la inequidad. Fueron balas cobardes plagadas de intereses particulares e ignorancia. Ese día no murió un hombre, sino que se hizo eterna una lucha, una que persiste y se robustece. Ninguna bala cobarde acallará la voz del pueblo que busca libertad y justicia. ¡Viva Felipe Carrillo Puerto!, ¡Viva el legado Carrillista!

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