En memoria de Paulina
El Poder de la Pluma.
Tendemos a evocar a la gente en los recuerdos, es un acto cotidiano casi inconsciente. Revivimos instantes en un flashazo melancólico en donde miramos un rostro que ahora está ausente. ¿Por qué es que recordamos a quienes nos faltan? Quizá se trate de algún tipo de magia humana en la que anhelamos y apreciamos lo que ya se fue, lo que deseamos estuviera presente en el alma y en la vida.
El escritor argentino Adolfo Bioy Casares trae para nosotros un cuento largo titulado En memoria de Paulina. Podemos inferir por el título que estaremos acompañando a quien narra a través de recuerdos evocados hacia alguien que se ha quedado ahí, en la memoria. Tengamos en cuenta que muchas veces las ausencias definitivas de las personas que hemos amado se convierten en pensamientos que pueden jugarnos trucos emocionales para luego manifestarse como melancolía.
Dentro de la historia, un narrador sin nombre dispara: “Siempre quise a Paulina”. Y ahí estamos para enterarnos de un amor correspondido, pero no lo suficientemente fuerte para soportar el aparecimiento repentino de una competencia masculina. Nuestro personaje sufre, lo han cambiado, aun cuando toda una vida de señales y complicidades le hacía creer que Paulina sería su esposa. Hay una despedida y un distanciamiento prudente, de esos que cruzan mares para volver a construirse.
Nuestro personaje se ausenta dos años, estudia en Londres y siente haber olvidado a Paulina. Grande es la sorpresa cuando al regresar a Argentina se encuentra con una oleada melancólica de imágenes pasadas, una corazonada fuerte que lo inmovilizó y que tuvo sentido al encontrarse a Paulina en su puerta, como si el tiempo no hubiera pasado.
El truco mental es cruel, lector. Una duda nace en la mente y el corazón de nuestro personaje manteniéndolo inquieto. Decide ir por ella para verla de nuevo pero se encuentra con una noticia que viene a dar sentido a todo. La visita que recibió a su regreso era un alma que vagaba pendiente de su retorno. Sí era Paulina, pero en espíritu. La habían matado dos años antes.