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Palabras leídas en la presentación del poemario País de las maravillas, de Alicia Carrasco, ayer sábado en la Filey 2017:

Voy a contarles una historia breve: se trata de una joven reportera que acaba de publicar una crónica bien hecha que tiene que ver con el teléfono y –si mal no recuerdo-una joven en una relación familiar algo difícil. Si no es así, podemos imaginarnos que fuera cierto. Finalmente lo importante es la prosa de la periodista.

Se trata también de un viejo periodista que le dice a la joven reportera: Deberías explotar más esa vena. Y la invita a escribir en las páginas de opinión de Milenio Novedades, cuya coordinación está a su cargo y donde ambos entonces trabajaban. El sigue allá, ella emprendió otros caminos.

¿Puedo escribir lo que quiera?, pregunta la reportera.

Desde luego, dice el viejo periodista sin saber qué era eso de “lo que quiera”.

Y aquí empieza una colaboración semanal de Alicia Carrasco Azcuaga en El poder de la pluma.

Y aquí empieza a tejerse una trama que tiene un hilo conductor: el erotismo saleroso, exuberante y desparpajado.

La obra poética de Alicia tiene calor de trópico, sabor de selva tabasqueña donde se da todo en exceso. En las páginas donde se expresa esta joven menuda y de sonrisa a flor de labios, que habla quedito y ríe en voz baja, se plasma el amor en todos sus modos, ritmos, sabrosuras y dolores, de esos dolores que, aunque lastiman el alma, dejan un resabio, un poso de recuerdo de lo bien vivido, de lo intensamente vivido, de lo bebido hasta el fondo.

Alicia no es improvisada en el arte de escribir. Para empezar, es licenciada en comunicación por la Universidad Modelo. A pesar de su juventud, tiene amplia experiencia en el trabajo periodístico; se ha hecho también en la calle, en el trabajo de todos los días que es la verdadera escuela del periodismo.

Hoy día es fotógrafa y generadora de contenidos en el Departamento de Comunicación Institucional de la Universidad Anáhuac Mayab. Tiene asimismo estudios, gracias a una beca de Rotary International, en Lublin, Polonia, y sigue siendo colaboradora en Milenio Novedades.

Su libro tiene impregnado el sudor del tesón, la huella de caminatas y de tocar puertas en busca de apoyo para hacerlo realidad. Me consta. Hoy lo vemos logrado gracias a que ganó la beca de Emprendimiento Literario del Instituto Yucateco de Emprendedores y a que se topó en ese andar con un editor generoso, don Gaspar Gómez Chacón, que hizo suyo el proyecto y le cumplió el sueño a Alicia.

El viejo periodista que la animó a emprender este viaje al País de las Maravillas está muy contento porque hoy asiste a la presentación en sociedad de las ideas y el corazón de Alicia.

El libro –diría mi mentor Perogrullo– se hizo para leerlo. De modo que les invito a retratarse en la taquilla y comprar el de Alicia. Van a tener una lectura picantita y rica y van a contribuir a que ella siga cumpliendo sus sueños.

Finalmente, Alicia, tus ideas y tus sentimientos escritos y lanzados al aire ya no son sólo tuyos. Están, por ello, expuestos a que algunos te digan que son maravillosos y otros los desgarren sin piedad. Oye atentamente lo que unos y otros digan y de todo saca provecho. Pero no dejes que los cantos de las sirenas te endulcen el oído ni que la espada de los mordaces cercene el entusiasmo. Hasta de los elogios se aprende. Salud y larga vida, poeta.

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