Renovarse o morir
Adriana Marín Martín: Renovarse o morir
La vida se encuentra en constante movimiento, algunas veces se menea a nuestro antojo, otras a pesar de él. En ocasiones ese ir y venir de los días nos atrapa, logrando enmarañar nuestras emociones, pensamientos y atención, hasta crear un nudo muy difícil de desatar. Entonces nos miramos como un barco a la deriva, repleto de carga, transportando pendientes, compromisos y preocupaciones que tienen la única y exclusiva función de impedirnos avanzar. Por ello es importante detectar lo que verdaderamente es esencial en nuestra vida, para sacudir y eliminar lo que solo está ocupando espacio y robando plenitud.
La rapidez con la que nos sorprende el tiempo nos lleva en ocasiones, a decir sí, con tal de continuar, poniendo sin notarlo, piedrita tras piedrita al costal que llevamos en los hombros. Al final, terminamos agotados, sin cumplir con lo planeado e inconformes por no poner atención a lo que merece el lugar de prioridad, por ejemplo, la salud, la familia, la educación y realización profesional.
No podemos dejar de avanzar, es indispensable seguir el ritmo y movimiento de la vida, pero también es necesario practicar la renovación, un tipo de limpieza mental, emocional y personal, que nos ayude a filtrar y reconocer lo que vale la pena agarrar fuerte, así como también, lo que es acertado soltar.
Te invito a que consideres practicar esa depuración, que te permitas visualizar tus metas, fijar tus anhelos y enlistar tus ilusiones, para que enfoques tu atención en todo aquello que suma beneficios a tu camino, se trata de dar un diseño a tu vida, bajo el formato que pretendes alcanzar.
Pero para lograrlo debes permanecer alerta, impulsando el movimiento del diario vivir a tu favor, limando las áreas que requieren atención, perfeccionando aquello en donde se encuentra tu fortaleza, reconociendo tus debilidades y trabajando en ellas incansablemente.
Es como podar cada determinado tiempo un árbol, dándole poco a poco la forma que se le quiere dar, recordando que para que crezca de manera adecuada hay que eliminar las hojas secas, regarlo y fertilizarlo frecuentemente, hasta que dé fruto, sin olvidar que, todavía después de su etapa fructífera, se debe continuar con el proceso de cuidados.
La mejor parte de este tango es que todo trabajo tiene su recompensa, es por ello que tomar un tiempo para renovar, editar y diseñar nuestra vida, al final terminará por ofrecernos grandes beneficios. Si cada día nos ocupamos en corregir aquello que no se encuentra bien en el camino llegará el momento en el que nos sorprenda un mejor panorama.
Elisabeth Sharp McKetta lo explica perfecto en su libro “Edita tu vida” cuando menciona: “Tu yo de hoy es el puente entre tu yo de ayer y tu yo de mañana. Acepta la responsabilidad y el privilegio de ser ese puente. Nuestro yo de ayer reconoce la necesidad de estos métodos y define las tareas; nuestro yo de mañana se beneficia de haberlo hecho, y nuestro yo de hoy tiene el trabajo de hacerlo”.
Deja de cargar bultos innecesarios, desaloja el barco, edita tu vida, elimina lo que no es realmente importante. Enfoca tu atención en aquello que es esencial para tus valores personales, piensa que es momento de renovarse o morir.