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Un componente clave de los sistemas eléctricos del futuroserá el almacenamiento de energía en baterías de litio. La demanda no sólo es creciente, sino que se estima que será multiplicada varias veces en el transcurso de la presente década.

Las implicaciones sociales, políticas, económicas y medioambientales que ocasionará este explosivo crecimiento no pueden ni deben ser ignoradas. Necesitamos asegurarnos de que al llegar el final de su vida útil, los metales y otros compuestos que son utilizados como materia prima para su producción en masa y que tienen el potencial de ser extremadamente peligrosos si no se dispone de ellos adecuadamente no se conviertan en una amenaza sanitaria y ambiental.

Las principales materias primas para fabricar baterías son litio, cobalto, níquel, manganeso y grafito, materiales que se concentran principalmente en países con normatividad laboral y medio ambiental poco clara o francamente inexistente, lo que sujeta a la población local al riesgo de padecer una alta vulnerabilidad a la explotación, inequidad, amenazas sanitarias y trabajo infantil.

Diversos analistas calculan que la cantidad de baterías de litio disponibles para su reciclaje o su adecuada disposición podría pasar de ciento cincuenta mil toneladas registradas en 2020a más de 3.8 millones de toneladas por año en 2030.

Hoy en día, al finalizar su vida útil,se utiliza un proceso térmico que consiste en incinerar las baterías gastadas, lo que arroja como resultado la recuperación de entre un 40% y un 50% de los materiales. Este método no sólo es energéticamente intensivo, sino que genera una gran cantidad de residuos tanto sólidos como gaseosos.

Las esperanzas se cimientan en el desarrollo de técnicas más efectivas. En particular destaca una con la cual las baterías son pasadas por un procesode trituración mecánica, seguido de otro químico e hidrometalúrgico. Se trata de un proceso innovador, que podría estar recuperando exitosamente más de un 95% de la materias primas, para ser incorporadas nuevamente a la cadena de suministro.

Si esta tecnología o alguna otra similaralcanza pronto la madurez comercial, podría modificar por completo la forma como hoy son tratadas las baterías de litio al finalizar su ciclo de vida y significar un verdadero alivio para muchos de los impactos negativos que tienen la minería y producción de estos materiales.

Conforme las baterías de litio continúan bajando de precio y se sitúan como el elemento estratégico en la satisfacción de las necesidades de energía eléctrica a nivel mundial, los científicos, investigadores e innovadores tendrán que enfocarse en optimizar los procesos de reciclaje, para asegurar que estas baterías no hereden a la humanidad un legado de destrucción ambiental y disturbios sociales tan infernal como sus antecesores: los combustibles fósiles.

Tengo motivos para conservar muy alta la confianza de que este desafío será claramente superado. Confío en la ciencia y en los avances tecnológicos. A pesar de todo, aún confío en la humanidad.

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