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Los contagios aumentan, pero la vida sigue bajo duras críticas a los gobiernos y a la misma gente que sale de casa y a aquellos que abren negocios sin los permisos adecuados; bajo todo ello se encuentra una resignación entre tantas personas que se disfraza de aceptación y que simula haber perdido el miedo al Covid-19.

Jamás sabremos si hacemos lo correcto, el hubiera no existe, lo que debimos hacer y lo que se tiene que hacer tampoco, todo queda en la mente y en una subjetividad que flota en el aire mientras todos pensamos tener la razón, aunque la realidad sea otra.

Estamos en “el aquí y el ahora” con un semáforo naranja y con la verdad de que tendremos que salir de nuevo a la calle y continuar la vida, pero no la de antes, una nueva, pues ahí es donde hay que dejar todo en claro: no hay una normalidad, quizá esa ya no exista, tenemos frente a nosotros una nueva cartera de posibilidades para tener un mejor mañana.

Quien acuñó el término “nueva normalidad” lo pensó muy bien, pues ahora tendremos que evolucionar al presente que vivimos y de la manera más rápida lograr adaptarnos y mirar la magia de todo lo que ahora nos rodea; tendremos que generar nuevos hábitos en salud para tener un mejor sistema inmune, la vida “fit” será una necesidad para subsistir y no una moda, y con ello tendremos una población más sana, sí, con un nuevo virus pero menos enfermedades crónico degenerativas; podremos reconectarnos con la naturaleza que estábamos dejando de lado.

Tenemos la oportunidad de ser mejores que en la vieja normalidad, podemos nuevamente convivir en familia y recuperar esos valores que tanto hemos perdido, podemos evolucionar nuestra mente al respeto y tolerancia, meditar nuestros actos del pasado y vivir en un planeta higiénico, pues es lo que tanto necesitamos para vencer la pandemia.

La nueva normalidad nos trae grandes cosas: los productos en las tiendas son más frescos, los hospitales se están equipando, la necesidad de un mundo sustentable se deja ver, el estancamiento tecnológico que teníamos se está rompiendo para brillar por una humanidad diferente.

Es hora de quitarnos la venda del miedo, vivir en la aceptación al cambio, eso no significa dejar las medidas preventivas, al contrario, significa usar cubrebocas y careta, nuestros nuevos accesorios de vestir, y mantener el distanciamiento social como cortesía y nueva regla de educación.

Es tiempo de dejar de lado el odio, ya no darle tanta importancia a los políticos sino a lo que realmente vale la pena: nuestra humanidad.

Cambiemos de héroes, vale la pena aplaudirle a los que luchan día a día, a los que se quieren superar, a los que no se dejaron vencer por los semáforos rojo o naranja, a los que dan lo mejor de sí, al personal de salud, al personal de limpieza de calles, etc., etc. Reclamemos el nuevo mundo y hagámoslo con responsabilidad para que las cosas, esta vez, vayan mejor.

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