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Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree, cuando creas, duda. En eso estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor. “Decálogo del escritor”, Augusto Monterroso

Este fin de semana, en el marco del Mérida Fest 2022, cuentistas de diferentes latitudes del país, hemos acudido al llamado del escritor peninsular, Carlos Martín Briceño, para encontrarnos en el Centro Cultural Olimpo y rondar entorno al género literario. Acaso existen tantas teorías, decálogos, antidecálogos y hasta políticas del cuento, donde los estudiosos han llegado a conclusiones iluminadoras para quienes desean poner la palabra en juego a favor de una historia bien contada.

El cuento,considerado por el escritor dominicano Juan Bosch como el tigre de la fauna literaria, ha despertado el afán de los cuentistas por encontrar fórmulassecretas y darlas a conocer al lector. El uruguayo Horacio Quiroga en 1925 escribió su “Decálogo del perfecto cuentista”, así lo hizo el guatemalteco Augusto Monterroso en 1978 con el “Decálogo del escritor”. Si bien Quiroga le pide al cuentista en ciernes que no piense en sus amigos al escribir, ni el impacto que les ocasionará su cuento, en contraposición Monterroso sugiere que de vez en cuando se procuren un buen fracaso para que los amigos se entristezcan.

Ambas posiciones irónicas evidencian el espíritu lúdico y ficcional de dos escritores cuyas obras son referentes El argentino Jorge Luis Borges enumera en su “Antidecálogo del escritor”, dieciséis puntos que deben evitarse al escribir: como la pareja groseramente disímil de Cervantes: Don Quijote y Sancho Panza; caracterizar a los personajes por sus manías como hace Charles Dickens; situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector; libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios y conciertos; las escenas domésticas en las novelas policiacas; entre otros.

En un tono más atrevido el escritor venezolano José Balza ofrece cincuenta y siete incisos en “El cuento: lince y topo”, compara al cuento con una relación sexual, porque quiere extenderse, pero debe concluir pronto; debe concluir para poder prolongarse. Hinchas del cuento le meten puntapiés a los otros géneros literarios. Así Quiroga define al cuento como una novela depurada de ripios.

Por su parte Balza asegura que el cuento es como la síntesis de lo que se conoce como novela, teatro, ópera, cine y televisión, asimismo compara al cuento con la crónica, donde esta última resulta amorfa. En cuanto al género periodístico refiere que se opone al cuento: “Una noticia puede ser un cuento, pero nunca éste ser solo noticia”. No hay duda de que estructurar cuentos es un reto para escritores con intensa vocación cuentística.

Definirlo resulta tan difícil, que ha sido soslayado, incluso, por los estudiosos. En lo que coinciden es que el meollo de la historia tiene que ser importante, para que no se quede en una estampa, una anécdota o una escena.

Cuento es llevar cuenta de un hecho, el cuentista lleva la cuenta con palabras. En Mérida, estamos dando cuenta del cuento. 

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