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"Quiero cambiar mi pensión de Unidades de Medida y Actualización a salarios mínimos”, fue la expresión de un muy gentil caballero que nos contacta para que le orientemos en ese propósito.

Medité unos segundos, mientras escuchaba la narración de este caballero, y, antes de responderle, pregunté a mi interlocutor: ¿en qué año se pensionó usted? Me comentó que es pensionado del Seguro Social desde agosto de 2007 y que, por años, el pago de su pensión se había hecho sin ningún contratiempo, “como debía de ser”, expresó.

Pero, de 2016 a la fecha, ha observado que el pago de su pensión no se ajusta al esquema de incrementos anuales, tal como sucedió en años anteriores y que “consideraba eso como una injusticia” y preguntó: “¿De qué manera es posible corregir esa situación?”.

La situación descrita en párrafos anteriores es mucho muy común; existen miles de casos similares, sin embargo, no toda persona busca orientación y/o asesoría adecuada, oportuna, clara y suficiente; en algunos casos, se llegan a tomar decisiones para cambiar el uso de la UMA por salarios mínimos; decisiones innecesarias, costosas y que, a la postre, sale más caro “el caldo que las albóndigas”.

Si es su caso, sepa que desde hace más de veinte años se decretó que las pensiones se incrementarían anualmente conforme al valor anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), y así ha perdurado el esquema, especialmente en las pensiones otorgadas en el llamado sistema de reparto.

En los primeros años de aplicación del INPC, no fue notorio que los salarios mínimos crecían menos que la inflación, ilusión óptica que “escondió” el verdadero porcentaje de crecimiento de los salarios, al subir éstos a una tasa ligeramente menor que la inflación. Pero con la entrada en vigor de la Ley para Determinar el Valor de la Unidad de Medida y Actualización, en 2016, se adopta la UMA como valor de referencia para determinar la cuantía del pago de impuestos federales, estatales y de todo tipo, a fin de separar el incremento de la inflación del aumento de los salarios mínimos.

Fue así que, en 2016, se determinó que el valor de la UMA fuera idéntico al valor del salario mínimo.

A partir de 2017, 2018, 2019 y 2020, la UMA ha crecido siguiendo los pasos de la inflación, mientras que los salarios han presentado, en esos mismos años, un camino ascendente, mayor que el marcado por la inflación. ¿Por qué nunca nos percatamos de lo anterior, sino hasta últimas fechas? La respuesta es simple: la estrategia que ha seguido el Estado ha estado más que bien orquestada, en detrimento y pauperización, en este caso, de la indefensa y triste población pensionada.

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