Quiero vivir bien en mi vejez
Jaime Gutiérrez Melchor: Quiero vivir bien en mi vejez
Todos queremos que, para cuando llegue la edad de nuestro retiro, recibamos la más grande pensión posible, para ser financieramente solventes e independientes, en nuestra vejez. También, todos deseamos que lo anterior sea posible “por arte de magia o gracia divina”, pero bien sabemos que nada ocurre, si no hacemos lo que en su tiempo y forma nos corresponde, y cuando de ello nos damos cuenta, a veces, ya es demasiado tarde.
“La vida cuesta y no es barata”, por ello, todos deseamos tener “una pensión digna”, entendida esta como la que nos dé el dinero necesario para irla pasando en vez de desear, trabajar y luchar por una pensión más grande que la digna. Pero, ¿por qué es que sólo deseamos una pensión digna, para irla pasando?
Muy sencillo. Nos han enseñado a conformarnos con poco, a aspirar a poco, a lo que Dios quiera y a lo que nos dé el Gobierno; desde el mismo sistema educativo en casa y el escolar, poco se nos inculca a luchar por grandes ideales, al grado tal que llegamos a pensar, que con poco debemos conformarnos y que a poco debemos de aspirar, y por consecuencia, el gran adagio surte efecto en nuestros resultados de vida: el que a poco aspira o pide, poco merece.
Para ser financieramente solventes e independientes en la vejez, necesitamos que, desde muy temprana edad, nos enseñen a ser muy previsores y a tener grandes aspiraciones y si no me lo enseñaron, aprenderlo cuando yo pueda tomar decisiones.
Para ser financieramente solventes e independientes en la vejez es necesario aprender el hábito del ahorro y a invertir, desde pequeños. Ya en la vida laboral productiva buscar asesoría profesional que nos permita definir, estrategias para crear reservas económicas para el futuro y aprender a invertir para maximizar en el tiempo, el capital creado.
¿Qué opciones hay desde niños para invertir? Se puede, con la ayuda de los padres, abrir una cuenta en una Afore o en Cetes (manejan cuentas para niños), y a partir de la edad permitida, analizar alternativas viables tales como, contratar un Plan Personal de Retiro, de ahorro puro o asociado a seguro de vida.
Luego, invertir en bienes raíces (casas y terrenos), para tener a más tardar a los sesenta años de edad, al menos tres a cuatro propiedades que te generen rentas mensuales, quizás un negocio o el ejercicio de una profesión en la que seas una autoempresa. Si no naciste en cuna con pétalos de rosa es mucho lo que tienes por hacer para aprender a ser financieramente solvente en la vejez, incluyendo cuando también así proceda la pensión del IMSS, del Issste u otra, tal como puede ser, una jubilación.