Monsiváis, un amor perdido
Aída López: Monsiváis, un amor perdido
Amor perdido si como dicen es cierto que vives dichosa sin mí… Pedro Flores, “Amor perdido”.
¿Qué tienen en común Agustín Lara, José Revueltas, Raúl Velasco, Isela Vega, Fidel Velázquez, Salvador Novo y Miss México? Quizá nunca lo adivinaríamos, ya que son personajes tan disímbolos en sus quehaceres y oficios que nunca les encontraríamos un punto de coincidencia, sin embargo Carlos Monsiváis los reunió en un ensayo con otras singulares personalidades bajo el título “Amor perdido” (Ediciones Era, 1977) “El año de la tregua, la confianza serena y contemplación amorosa de las raíces”. Época de grandes tirajes, cuarenta mil.
A once años de la partida de Sansimonsi -como lo llama su amiga Elena Poniatowska en el libro infantil del mismo nombre- lo evoco con el ensayo “Amor perdido”, nombre de la canción del puertorriqueño Pedro Flores. Acostumbrados a su luminosa intelectualidad en aquel momento trataron de encontrarle un significado simbólico al título, él aclaró que no había que buscarle, simplemente le gustaba la canción interpretada por María Luisa Landín y en torno a ella reunió los ensayos escritos durante varios años.
Monsiváis incluyó a individuos sintomáticos que encarnan fenómenos significativos en el México del siglo XX, que interesan a la clase media por sus conductas singulares y radicales en sus diversos estilos de vivir la realidad: “Somos tantos en la Ciudad de México que el pensamiento más excéntrico es compartido por millones”. Como ejemplo está el caso de Isela Vega en la Carpa México donde los “mente abierta” y “antisolemnes” asistieron para verla frotarse el pubis desnuda en “Juegos de Amor” del yucateco Wilberto Cantón (¡Viva México hijos de la decencia!) o las dos formas del subconsciente mexicano: Agustín Lara (el harem ilusorio) y José Alfredo Jiménez (la problemática del mexicano enamorado).
La inagotable curiosidad de Monsi lo llevó a adentrarse en la vida, mente y obra de los antiimperialistas como David Alfaro Siqueiros y José Revueltas, a ironizar sobre el Self-Made Man, el Star System y el Radical Chic. Disertar en “Personajes favoritos” sobre Raúl Velasco en sus “Apuntes para la historia de una época heroica”: ¿Éjele? ¡Allá voy! Y las miradas y los gestos lo persiguen y entre codazos y gritos de los cábulas y sonrisas que ni porqué descifrarlas, y llamados de los técnicos y empujones, avanza Raúl Velasco, el mismísimo Raúl Velasco… el güerito Velasco… Hasta del “Credo” del tío Ricardo opinó, consideraba que la retórica del poema funciona admirablemente porque logra complacer y formar un público que se refugia en el sentimiento ante las incomprensiones de la modernidad, palabras que pronunció en CDMX en 2003 cuando develó el busto del poeta en La Plaza de los Compositores Mexicanos.
Las reflexiones de Monsiváis continúan vigentes para las varias sociedades mexicanas. Lo extraño con sus gatos catedráticos, sus ocurrencias y polimatía; la versatilidad que tenía para transitar entre la erudición y el populismo. Cronista, verdadero líder de opinión que aspiró a la independencia crítica más allá del discurso. Amor perdido para la cultura mexicana.