Mujeres militares, otro paso al frente

Daniel Uicab Alonzo: Mujeres militares, otro paso al frente.

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Como brisa fresca recibimos la noticia, en el Día Internacional de la Mujer, de otros avances que se han alcanzado ahora en las fuerzas armadas: el Ejército permitirá el ingreso a sus filas a mujeres que deseen ser parte de sus tropas de combate, como soldados, en las unidades de Infantería, Caballería o Arma Blindada, donde participarán en diversas tareas operativas, incluidas las de la lucha contra el crimen organizado.

El anuncio se hizo en una ceremonia con que la Sedena reconoció el destacado desempeño y trayectoria de varias mujeres. Lo mismo hizo la Armada de México, poniendo en relieve que varias alcanzaron la categoría de almirantazgo (contralmirantes), por ahora sólo en servicios, pero dentro de poco ya habrá alguna del Cuerpo General o de Infantería de Marina (cuerpos de mando navales), pues 15 ya acumulan singladuras capitaneando patrullas oceánicas de largo alcance (POLA) unidades pequeñas, pero en breve zarparán en otras de mayor dimensión conforme avancen en la escala jerárquica.

Atrás quedaron los tiempos en que las mujeres sólo formaban parte de la milicia como asistentes, camareras, cocineras o secretarias (y únicamente en unidades y dependencias en tierra), porque las limitaban las leyes y reglamentos. Sin embargo, desde finales del siglo pasado, tanto el Ejército como la Marina les han estado abriendo más espacios, y no como una concesión, sino que se lo han ganado a pulso demostrando que también pueden servir con lealtad y eficiencia en los cuerpos de mando y en otras actividades que antes eran exclusivas del personal masculino.

Ahora es común que aviones y buques de guerra estén comandados por mujeres, y lo mismo hay paracaidistas y de fuerzas especiales o en puestos directivos de intendencia, logística, comunicaciones o sanidad. La H. Escuela Naval Militar (desde 2011) y el H. Colegio Militar son ahora planteles mixtos que preparan a hombres y mujeres jóvenes que buscan un mejor futuro abrazando la carrera de las armas, conscientes de que su misión principal es servir a su gente y a su patria desde cualquier trinchera.

Debemos reconocer en este camino de superación a las primeras mujeres que incursionaron en esta profesión que antes era considerada exclusiva de varones, donde abrieron brecha a paso firme y dejando una brillante estela para que hoy sus sucesoras porten con orgullo el uniforme y ejerzan en prácticamente cualquier ámbito del Ejército y la Armada. No obstante, México no fue el primero en abrir estos espacios. En 2012, Venezuela tuvo a su primera mujer almirante; en 2013, Bolivia anunció a su primera generala, y Estados Unidos a su primera mujer general de cuatro estrellas (Acaecimientos: https://bit.ly/3SZRwco).

Hace algunos años, cuando se les permitió el ingreso a las carreras de mando en la Escuela Naval, comentamos que no estaba lejos el día en que subieran a los puentes de mando de los buques; hoy ya están ahí, en operativos terrestres, volando en el cielo y surcando los mares; es decir, en la tierra, en el aire y en el mar, demostrando que para las mujeres no hay límites. Y debemos celebrarlo.

Anexo “1”

La jefa de máquinas

A propósito del tema, un verano de 1976, durante el desarrollo de una orden de operaciones "Bermejo" por el Pacífico mexicano, nuestro Guardacostas “Ponciano Arriaga” hizo la escala acostumbrada en La Paz, Baja California Sur. Ahí coincidimos en un restaurante del malecón con algunos compañeros que integraban la comisión receptora de los primeros buques patrulla Clase Azteca que llegaron a nuestro país procedentes de Gasglow, Escocia.

Entre ellos había uno originario de Guerrero. Sus paisanos comentaban que "se había traído" a una mujer escocesa. El contraste de las razas era evidente. Y la jerarquía más: él era tercer contramaestre (sargento segundo), y ella, jefa de máquinas de un barco mercante. En la Armada de México, varios marinos, oficiales, capitanes y hasta almirantes encontraron pareja y contrajeron nupcias (me cuento entre ellos), y muchos de sus hijas e hijos han seguido la carrera naval.

No supe en qué acabó la historia del “Contra” de Guerrero, pero relato la anécdota como evidencia de que las mujeres subieron a bordo de los buques hace muchos años… y ya están trazando rumbo en los puentes de mando.

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