Necesito que termine
El Poder de la Pluma.
Estaba con mi novia admirando a un lorito que rescatamos de las garras de un gato. Mientras lo mirábamos revolotear y cantar nos tomamos de la mano, fue una sensación extraña, como si fuera la primera vez, como si los más de 4 años que llevamos juntos no hubieran existido. Exclamé: ¡Qué raro se siente! y ella me respondió que era porque hacía tiempo que no juntábamos nuestras manos. Por lo general nos tomamos de la mano cuando caminamos por la calle o las plazas, cosa que hace tiempo no hemos podido hacer. Eso me llevó a recordar cuánto estamos dejando pasar de una vida que no da tregua. El cuerpo envejece y la vida transcurre mientras seguimos en contingencia.¡Qué coraje!
Los planes eran otros, hemos perdido tantas cosas y personas, vidas que deberían estar aquí, había tanto por hacer, tantos amigos, compañeros y familiares que no volveremos a ver tras un evento mundial inesperado. Gente que se cuidaba, gente buena que no se tuvo la culpa. Las cosas deberían ser distintas.
El tiempo avanza y mi desesperación por ver a mis abuelos también, por nuevamente salir a hacer ejercicio, por comer tranquilamente en un restaurante y no tener que lavar platos después o poder ir a la playa y comer un delicioso ceviche con toda confianza y sin remordimiento, pero ¿a cuál remordimiento me refiero? Muchas personas continúan con sus actividades como si nada hubiera ocurrido, varias de las cosas que desearía hacer hay gente que ya las hace y por su culpa personas mueren. Muchos no abren los ojos ni se dan cuenta que sus acciones conectan con la vida de otros; se reúnen personas que "también se cuidan", pero caen en la incongruencia, pues, si se cuidaran, es claro que no estarían en una reunión en la playa o en un almuerzo familiar. Hay tantas cosas que extraño y que sé que también tu añoras y el coraje frenteaquellos que nos mantienen soñando es cada vez peor.
El tiempo desperdiciado no puede regresar, las oportunidades perdidas tampoco, los días que restan de nuestra gente mayor menos, pero la inconsciencia sigue, aunque no sé que es peor, el inconsciente e ignorante o el consciente que ya se dio por vencido, pues sabe de la situación, la comprende, pero, aún así, no le importa ser causa del daño que otros sufren. Ya no se trata sólo de gente ignorante sino también de personas sin corazón: "De algo me tengo que morir", dicen. ¡Uf! Si pudieran sentir el miedo atroz que tengo todos los días, no a contagiarme al ver pacientes, pues Covid ya me dio, sino de que pueda pasárselo a mis papás, a mi novia, a mis abuelos y que algunos de éstos fallezcan.
No es momento de darse por vencidos, no existe aún una cura por más que haya mitos; por favor, entreguemos toda nuestra magia, toda nuestra paciencia, necesitamos acabar esta pandemia, ya quiero dejar de temer y volver a abrazar, volver a caminar por las calles tomados de la mano, entrar al cine, visitar un parque, ir al gimnasio. Ya necesitamos recuperar nuestra vida, pero si no ponemos todos de nuestra parte jamás se logrará.