Nuevo ciclo plagado de vivencias imborrables
Jacinto Herrera: Nuevo ciclo plagado de vivencias imborrables.
Albores del 2025, y no deja de repiquetear el despertador, que nos invita y recuerda que hay que levantarse para ir al trabajo. A pesar de lo anterior, aun respiraba el reciente pasaje, que dejan las campanadas del reloj que marcan el inicio del nuevo año. Presuroso salgo de casa paladeando las emociones vividas con la familia.
Durante mi tranquilo transitar matutino, nuevamente el escenario me atrajo un sinnúmero de recuerdos, al ver las calles aun semivacías que atravesé con cautela, toda vez que los escasos vehículos que circulaban eran tripulados por conductores que salían también a desempeñar actividad laboral.
La soledad y el silencio fueron la constante, que contrastaban con el orgulloso y magnificente sol que iluminaba el horizonte, atravesando la rama de los árboles del camellón.
Con agrado, vi bolsas bien destacadas en las esquinas, como respuesta del llamado a la conciencia y evitar dejar las calles con desperdicios que de forma natural dejan las fiestas decembrinas. En un abrir y cerrar de ojos llegue al coloso del Ex Fénix, que alberga pacientemente a propios y extraños, cual cancerbero de la salud, y emblema aun de la solidez de una institución.
Al entrar me dije, como han pasado los años, y aún me impone su presencia; toda una vida profesional que como la de muchos vivos, fallecidos, jubilados y activos, dan vida o fortalecen su sólida estructura. Como en muchas profesiones u oficios, el interior vive por siempre, cual flama que no se apaga.
No existen festivos, festejos o actividades que eviten que en sus entrañas se trabajen 24 horas, los 365 días del año; lo que motiva que en sus más de sus seis décadas existan gran cantidad de mitos, misterios o elucubraciones, de quienes tan “solo hacen pasar”, y no imaginan como un ejército de servidores de diversas ramas luchan por salvar la vida de los coterráneos, haciendo a un lado festejos o diversiones. Primero el deber.
También de entre recuerdos, no olvido aquel 31 de diciembre del 2015, cuando por dolencia, mi padre que se encontraba postrado en una de las camas del tercer piso debatiéndose entre la vida y la muerte, un servidor lo acompañaba y desde el gran ventanal, veía la pirotecnia de la Plaza Grande, y al interior reflexionaba sobre los contrastes, y enfatizaba “así es la vida, sigue contigo o sin ti”, pero no se detiene. Ya van más de dos décadas de aquella recta final que concluiría con la partida de mi padre en enero del 2016. Cuantas vivencias le podrás abonar querido lector si en algún momento has estado trabajando u hospitalizado en estas épocas decembrinas.
Finalmente, amigo lector, quiero agradecerte por ser parte de mi historia, y leer estas pinceladas de mis recuerdos, que a pesar de que cada año doy vuelta a la página, quedan como huella de mi vida mundana, y hoy quería compartirlas contigo. Quiero desearte muchas felicidades y bendiciones para el 2025, que será excelente.