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Desde hace algunos años estamos escuchando el término "invierno demográfico" que los científicos sociales utilizan para denominar el envejecimiento de la población. Con los más recientes avances tecnológicos los países han mejorado muchísimo la esperanza de vida; sin embargo, hoy las jóvenes parejas parecen reacias a traer hijos al mundo, lo cual constituye una tremenda paradoja, se corre el riesgo de poner en peligro a las naciones al no tener suficiente población para renovar las generaciones futuras

. Este fenómeno se puede ver más claramente en países desarrollados como los de Europa, donde en Alemania, Italia, Rusia, Finlandia, España o Japón sus tasas de reemplazo no llegan al nivel mínimo óptimo para garantizar el crecimiento nacional poblacional que es de 2.1 hijos por mujer. En México estamos yendo por ese camino, a lo largo de los últimos 50 años hemos visto (con datos duros, estadísticos y oficiales) cómo se ha modificado la visión de familia.

Las nuevas generaciones no se acordarán, pero los que nacimos en el siglo pasado crecimos después llegaron cerca de un río. El que había sido agredido trató de pasar por un puente, pero éste se rompió y se cayó al agua, no sabía nadar, así que empezó a dar brazadas desesperado hasta que su amigo se tiró a nadar y lo salvó. Entonces buscó una piedra y con un cuchillo labró en ella: “Hoy mi amigo me salvó la vida”. Extrañado de la diferencia de comportamiento, el amigo le preguntó “¿Por qué una vez escribiste en la arena y la otra con mucho trabajo en una piedra?” A lo que el amigo le contestó: “Cuando un amigo te ofenda, escríbelo en la arena para que el tiempo y el perdón te permitan olvidar, cuando un amigo haga algo por ti escríbelo en tu corazón de manera que nunca se te olvide”.

Así es la amistad, se trata mucho de perdón, de compañía, de comunicación y de momentos compartidos. Para lograr una buena red de amigos que te ayuda a sortear los tiempos difíciles lo primero que tienes que evaluar es qué clase de amigo eres tú, ¿prestas atención?, ¿aceptas pensamientos diferentes a los tuyos?, ¿estás dispuesto a ayudar?, ¿eres rencoroso? Muestra en todo momento las virtudes que buscas en los demás; decía Gandhi: “Sé el cambio que quieras ver en el mundo”, es decir, sé el amigo que estás buscando. Practica la escucha activa, haz preguntas, profundiza. Sé indulgente, aprende a aceptar y a no juzgar, elige tus temas de conversación, procura ser divertido e interesante, celebra los éxitos de tus amigos con ellos y sobre todo crea relaciones ganar-ganar, no sólo busques tu beneficio sino también el de los demás, de esta forma tus relaciones serán más valiosas y más duraderas.

Recuerda, en tiempos difíciles no hay nada como contar con buenos amigos. con políticas públicas que invitaban a tener menos hijos: “la familia pequeña vive mejor” fue el slogan que nos repetían por todos los medios masivos de comunicación; cuando se introdujeron los anticonceptivos nos decían, “si el problema es la planificación, profam es la solución”, y dicho sea de paso de pro familia no tenía mucho, sino todo lo contrario.

Más adelante nos empezaron a recetar con el “pocos hijos para darles mucho”, y como es de esperar, con este tipo de políticas se logró cambiar la mentalidad de las mujeres y de las parejas, quienes de tener en los 70 casi siete hijos por mujer en edad fértil, para este nuevo milenio ya se está en 2.1, y en algunos lugares incluso en 1.7 hijos por mujer. La estructura familiar ha cambiado de tajo, independientemente de si hoy se vive mejor o no, lo que conviene analizar son los efectos de este nuevo paradigma ya que sus repercusiones impactan sobre todo en la economía de los países. Principalmente los efectos negativos del “invierno demográfico” impactan sobre el sistema de pensiones, el mercado laboral, las finanzas públicas, la convivencia social y la solidaridad familiar. Según datos registrados del Inegi, estos cambios en la tasa de fecundidad dejan ver sus consecuencias en la disminución de niños, agréguenle a ello las políticas anti-vida que en algunos estados quieren imponer, lo que se ha dado en llamar en México el “bono demográfico” se está revirtiendo, baste ver las pirámides poblacionales cómo han cambiado su estructura en los últimos tiempos con el grave problema que tiene aparejado ya que nuestra población de mayores de 60 años es la que demanda al sistema público de salud los mayores servicios para cardiopatías, diabetes, hipertensión, enfermedades degenerativas como Parkinson o Alzheimer, por mencionar algunas.

Urgen políticas públicas a favor de la familia, si logramos incentivar con mejores servicios de salud a las madres y se les apoya para que puedan conciliar el trabajo con su maternidad, seguramente podremos cambiar las cifras.

Para lograr un cambio duradero y eficaz es necesario pensar en las próximas dos generaciones, y para ello sociedad y Gobierno nos debemos aplicar.

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