Palabras y expresiones en desuso
Felipe Escalante: Palabras y expresiones en desuso
UN DESAYUNO DE ABOGADOS. En días pasados cinco ex condiscípulos, todos abogados, compartimos un desayuno por nuestra amistad. Durante la plática los colegas mencionamos algunas palabras que con frecuencia escuchábamos en nuestros años mozos y ahora están en desuso. Veamos cuáles son.
DELICADO. El Lic. Emilio Molina Traconis mencionó como ya olvidada la palabra “delicado”. El adjetivo que comentamos significa suave, fino o débil y fácil de estropear, romper o deteriorar y en ocasiones se aplicaba a algún sujeto que se enojaba con facilidad. En ese entonces oíamos decir a nuestros mayores: “A don Fulano hay que hablarle con mucho cuidado, sin bromas; el hombre es muy delicado”.
APOTALADO. El notario público Jorge Ramón Peniche Aznar trajo a la memoria el vocablo “apotalado”, otrora empleado en Yucatán para designar a un hombre rico, acaudalado. Esa voz no está en el Diccionario de la Lengua Española, por lo que no sabemos su etimología. Posiblemente se refiera a los habitantes del Potala, el enorme palacio donde residen los monjes budistas del Tíbet. En el añorado semanario humorístico La Caricatura se usaba con frecuencia la expresión “el apotalado comerciante” para referirse a algún personaje muy rico de nuestra sociedad.
PAN DE PESO. El también fedatario público Jorge Alberto Heredia Trujillo mencionó el “pan de peso”. Esta locución se usaba para referirse a un individuo sobresaliente, que se distinguía en figura, tamaño, etcétera.
También designaba a una persona fatua, muy pagada de sí misma, que se creía muy importante. En nuestra infancia las panaderías elaboraban panes de distintos tamaños que se vendían a tres piezas por veinticinco centavos, tres por cincuenta centavos, y los panes más grandes a un peso. Este pan era el más caro y mejor elaborado; de ahí la expresión para calificar al sujeto presumido o pedante: “Se cree un pan de peso”.
La inflación acabó con ese dicho; ya no existe el pan de peso y ni los de tres piezas por veinticinco o cincuenta centavos. Ahora, aunque subsisten esos sabrosos alimentos, son otros los precios. ¡Qué recuerdos!
PAN GRANDE. Otro notario público, Fernando Castellanos Pacheco, comentó también un término de panadería: el “pan grande”. En Yucatán era una expresión popular para designar a alguien muy importante. Se aplicaba a los políticos que ocupaban algún cargo de primer orden.
Los gobernadores del Estado quedaban muy complacidos cuando, para la ceremonia de rendir su informe anual ante el Congreso, el presidente de la República enviaba en su representación a un colaborador suyo muy cercano, como el secretario de Gobernación o el secretario de Hacienda. O sea, un funcionario de mucho peso político, un “pan grande”.
Hoy descansó el tirahule. Hasta la próxima semana.