Como consultor en seguridad social IMSS e Issste, es frecuente que conozcamos de casos que, por falta de una orientación adecuada recibida en tiempo y forma, los futuros pensionados pierden magníficas oportunidades para cuando llega la edad de su retiro y pensión.

Recientemente atendimos a una persona de 65 años de edad, muy laboriosa, que ha cotizado al Issste por más de veintitrés años y, que en algún tiempo también cotizó al IMSS por la Ley 1973, y gracias a que se apegó al beneficio de la modalidad 40, hoy sigue activo en este último instituto, acumulando semanas, con una aportación elevada.

Resulta que a esta persona la mal orientaron algunos compañeros, pero supo encontrar al individuo adecuado para que lo aconsejaran y, hoy día, se encuentra recibiendo una pensión de invalidez temporal Issste de casi ocho mil pesos por dos años, y transcurrido este tiempo, le otorgarán un dictamen de invalidez definitivo, por cuentas individuales.

Al recibir la pensión de invalidez definitiva por cuentas individuales Issste, no le va a ser posible por restricción de Ley, obtener pensión por parte del IMSS al amparo de la Ley 1973 y por ello se perderá la oportunidad de tener una grandiosa pensión pagada por el IMSS, algo mayor a los sesenta mil pesos mensuales.

Sentimos que esta persona debe buscar que el Issste le otorgue una alta médica, luego regrese a sus labores por al menos dos meses (si su condición de salud se lo permite y ya vimos que sí); posteriormente, cause baja y haga la portabilidad de los años de servicio acumulados en el Issste y convertirlos a semanas cotizadas IMSS.

Al estar aportando alto al IMSS, tener más de ochocientas cuarenta semanas cotizadas y al agregarle las que portará del Issste, acumulará más de dos mil cien semanas y, como tiene por beneficiario a esposa, la pensión resultante no le será menor de sesenta mil pesos.

Evidentemente, lo anterior no se puede determinar apriorísticamente y en todo caso para saber de cuánto será una pensión con portabilidad de datos entre institutos, se requiere la valoración experta de un profesional en materia de seguridad social que evalúe la situación, la conveniencia, las alternativas, los riesgos, las restricciones que al caso pudieran aplicar y se las haga saber al futuro pensionado, amplia, detallada y detenidamente.

Así que a usted, amable lector de esta columna, le sugerimos que por lo menos con cinco años de anticipación se ponga en manos de un consultor en seguridad social para que empiecen por analizar y revisar su trayectoria laboral; posibles situaciones de riesgo; formas de minimizar contratiempos y formas de maximizar la pensión con la que vivirá el resto de sus días.