Prohibido… dejar de ser
Juan Manuel González: Prohibido… dejar de ser
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Debería estar prohibido, prohibir. Sin embargo, es necesario si queremos ser nosotros mismos y disfrutar la vida al máximo tal y como queramos vivirla, pero, sobre todo, nunca perdiendo nuestra propia identidad. En definitiva, hay cosas que no debemos dejar pasar y por nuestro propio bien y de experiencia de vida. Debemos enfocarnos en los momentos que nos provoquen placer y felicidad y no en los que nos absorben la energía de mala manera. No debemos perder nuestro valioso tiempo en momentos y personas que no lo merezcan, porque al final, con eso nos quedamos para recordar y ser recordados.
Aquí 5 prohibiciones que deberíamos tener todas las personas en el mundo:
- Guardar tus sentimientos. Nunca te quedes callado nada, di lo que piensas, lo que sientes. Siempre en el marco del respeto, pero no te quedes callado. Esto aplica también para las emociones. Se vale tanto reírse como llorar, gritar como hablar en voz baja, correr como caminar. Pero el chiste es que no dejes de expresarte tal cual te sientes.
- Dejar de ser tú. Perder tu esencia, o “actuar” o jugar a ser otra persona, son símbolo de lo poco que te valoras a ti y a los tuyos. En el momento que quieres pretender ser otra persona, mintiéndote a ti mismo cuando dices o haces una cosa, pero en realidad piensas o quieres hacer otra, tu identidad se convierte en falsa y se esconde de quien realmente eres. Actúa sin importar lo que la gente piense o diga.
- Suplicar. Si bien ya suficiente tenemos con lo que sucede en la calle con las intensidades y demás sucesos sociales, algo que jamás te aconsejaría es que andes suplicando o mendigando cualquier cosa en la vida. No importa si es amor, tiempo, cariño, dinero, aceptación… el que te lo quiera dar, bienvenido, el que no, que le vaya bonito.
- Que alguien más decida por ti. Tu eres el autor de tu propio destino. Haz que las cosas sucedan, trabaja por ellas y con ellas, pero jamás dejes que alguien tome decisiones de nada por ti. Puedes pedir consejo si así lo deseas, pero que alguien tome la responsabilidad de decidir por ti, nunca lo permitas. Tú decides dónde, con quién, para qué y porqué estar en el sitio que estás.
- Rendirse. Rendirse no debería formar parte de los planes de vida de nadie. Cuando dejes algo por la paz, que sea porque no se pudo, puede o podrá realmente, pero no porque lo dejaste a medias y te rendiste. Siempre dalo todo hasta conseguirlo o no conseguirlo, pero llegar a la meta es obligatorio.