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Recuerdo que en 2012 jóvenes universitarios realizaron manifestaciones por todo el país, incluido Yucatán, para pedir la democratización de los medios de comunicación a través del movimiento #yosoy132, donde además exigían que no se manipulara la información; en aquel entonces las redes sociales no tenían tanto auge como ahora (hace apenas cinco años) y en cierta medida han impulsado a la creación de infinidad de medios digitales, para bien y para mal del oficio periodístico.

Así han surgido (en los últimos dos años) movimientos para difundir las noticias falsas o tendenciosas que circulan por Facebook y Twitter, principalmente, siendo incluso las mismas administraciones de los sitios las que promueven denunciarlas con la intención de retirarlas para no causar confusión. De esto no se ha salvado casi nadie, en detrimento de la veracidad de los medios establecidos. Las manifestaciones de los estudiantes desaparecieron.

Ariel González Jiménez, editor de la sección de Cultura del periódico Milenio, decía el domingo pasado en una plática en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán, que “las redes sociales están lejos de suplir el trabajo periodístico, a pesar de ser una de las herramientas más importantes de la actualidad”.

Ahora para muchos es necesario consultar una segunda opción en la cada vez mayor cantidad de medios que funcionan en el contexto digital, antes de dar like o compartir información que tenga siquiera un dejo de sospechosa (para los que se dan cuenta y están enterados de algo del tema), aunque también pienso que las personas no tienen por qué hacer esto, es decir no es su trabajo.

El periodista aclara que aunque las redes sociales son una herramienta, muchas personas consideran que “subir” cualquier información suple el trabajo informativo, y reconoce que a través de ellas se juzga con fuerza el trabajo periodístico, más cuando existe alguna equivocación u omisión.

Pero ello viene a ser algo positivo, que vuelve a dar el peso a los medios establecidos y tradicionales, que son quienes están encargados de la tarea de distinguir las prioridades de la sociedad y que son los que siempre deben buscar la veracidad en beneficio de las personas que los siguen. Es decir, ese siempre ha sido su negocio, viéndolo fríamente.

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