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Navegando en el mar de las redes sociales me topé con un recuerdo que a simple vista muestra un regalo que me gustó mucho; yendo más allá, trasladándome a ese recuerdo, se me vino a la memoria el contexto.

Resulta que, un mes atrás, mi vida había cambiado completamente, se complicaron de gran manera las cosas y ya no pintaban como estaba acostumbrado y conforme al plan establecido.

Había perdido, pero siempre he creído que la vida es una escalera, aunque tengas tropiezos, siempre vas para arriba, hasta convertirte en una persona más sabia, más hábil, mejor.

Obviamente todo cambio y transformación tiene su grado de dificultad, pero considero que la vida se tiene que ver desde el mejor lado, si lo hacemos de una forma positiva, emprendedora y ganadora, el camino solamente será de aprendizaje, con su debida carga de dolor, pero nada que no se pueda superar.

Ese recuerdo fue capturado justo cuando salía de firmar el contrato de mi casa, ese momento significó, en lo personal, el punto de partida para recuperar el tiempo perdido y ganar, ganar y ganar, sin duda esa meta fue el primer objetivo que me puse solo, sin intermediarios, sin opiniones y voces que llenen de ruido mi juicio, permitiéndome así tener un nuevo inicio; de ahí mis objetivos a largo plazo se fueron acercando más y más hasta lograrlos.

Cosas que antes creía imposibles fueron realidad, todo por un cambio de mentalidad; los problemas, miedos, prejuicios y toda la carga negativa los mandé a la banca indefinidamente, porque el objetivo final considero que vale la pena: salud mental y felicidad personal.

Comparto esta experiencia muy íntima, porque me acordé de esta vivencia cuando recientemente platiqué con una persona que, por las decisiones que ha tomado, cree que su vida “no tiene pies ni cabeza” y que los problemas en cierto momento la van a consumir.

Después de escucharla, tuve el atrevimiento de darle unas palabras de aliento, pero sobre todo decirle que las cosas no son como ella creía, le dije que dificultades vamos a encontrar en cada esquina y en algunos casos hasta antes, pero ahí debe sobresalir nuestra capacidad para sobreponernos a cada uno de esos asuntos.

Tengo que decir que después de varios minutos de plática, parecía que no iba a tener efecto la motivación y en cierto sentido estaba un poco desanimado por las respuestas negativas, hasta que al final dijo algo que me agradó mucho escuchar: “Lo voy a intentar”, esa frase se convirtió en un compromiso y después de varios días parece que tuvieron un buen resultado.

Me llegó un mensaje en donde esa persona me compartió que, después de que varios amigos platicaron con ella, se decidió a tomar las riendas de su vida e iniciar un proceso donde haría lo necesario para depender solamente de sí misma para sentirse bien, ser mejor, ponerse metas y superarlas; todo gracias a un cambio de timón, donde la vida ahora está en sus manos.

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