“El que no sirve... no sirve”

Columna de Roberto Díaz y Díaz: “El que no sirve... no sirve”

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“Es agradable ser importante, pero es más importante ser agradable”. Esta es una buena frase para empezar el día preguntándonos si en nuestra familia o trabajo somos agradables o estamos generando malestar, desamor o indiferencia.

La respuesta sólo es nuestra y bien se puede complementar con otra pregunta: ¿quieres ser el primero?, entonces debes de ser el que mejor sirva. Se ha definido “la importancia de una persona” como la consecuencia de una virtud. Es el desarrollo de un servicio.

Lo malo es que sólo deseamos que nos sirvan y no procuramos servir. Se nos olvida que el servicio es el camino de la felicidad.

Somos infelices porque vivimos ambicionando lo que no podemos tener y vivimos deseando lo que no podemos alcanzar. Ese es el diagnóstico de nuestra infelicidad. ¿Cómo podemos conseguir ser importantes?

Deseamos tener admiración, cariño y aceptación, pero no hacemos nada para conseguirlo. Una forma sencilla de lograrlo es tener disponibilidad para servir.

Cuántas veces se nos olvida que vivir para servir es una buena forma de generar bienestar en nuestro entorno si queremos tener autoridad y dominio, pero no somos humildes al dar servicio; así es casi imposible servir, porque “la fórmula mágica para ser importante es servir con humildad”.

La autoridad es un servicio muy grande que implica humildad. El papa Juan Pablo II tenía grabadas en sus ropas las siguientes letras S.S.D., que significan, “Siervo de los Siervos de Dios”. Si ejercemos la autoridad sin humildad nos volvemos arrogantes y nos endiosamos.

Porque el servicio es entrega, tomar cada día para ir viviendo y sirviendo a los demás. Helen Keller tiene una frase excepcional: “Creo que la vida es algo emocionante, y más emocionante aún cuando se vive para los demás”.

Y lo impresionante es que Helen Keller era ciega, sorda y muda. De la suma del servicio con la humildad saldrá nuestra importancia.

Muchos piensan que tener talento es cuestión de suerte; pero muy pocos piensan que tener suerte es cuestión de dedicación.

El secreto para triunfar en la vida es exigir con nuestro ejemplo; al ejercer nuestra autoridad, practicar lo que se predica.

Recordemos que ¡la importancia se adquiere sirviendo! Cuántos ofrecemos buenos consejos porque somos incapaces de dar buenos ejemplos. Si quieres saber cómo estás ejerciendo tu autoridad en tu casa o trabajo, valora cómo se sienten las personas que te rodean y qué tanto estás dando ilusiones, esperanzas y optimismo.

Empecemos a ser importantes sirviendo con humildad y siendo congruentes con lo que decimos y hacemos. Hagamos del servicio un plan de vida, pero sirvamos con alegría, con gusto y con ilusión.

Ya sea en nuestro trabajo, al ejercer nuestra autoridad o dirigir a nuestros empleados; con la familia, al educar a nuestros hijos con nuestro ejemplo, no con gritos y silenciando nuestra conciencia al no hacer lo que predicamos. Procuremos hacer hasta las pequeñas cosas con estímulo.

La mayoría tal vez no podremos hacer grandes cosas, pero sí podemos todos hacer las cosas pequeñas muy bien hechas. “Sólo una vida, vivida para los otros, vale la pena ser vivida”.

Es frase de Albert Einstein para darnos una idea de la importancia del servicio. No olvidemos que se beneficia más el que mejor sirve.

Porque el servicio es la máxima expresión del amor. Si en esta vida queremos ser el primero, debemos de ser el que mejor sirva, con humildad, entrega y congruencia de nuestros actos.

No hay que olvidar la frase: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Y si queremos con pocas palabras resumir todo lo anterior, diremos: “El que no sirve... no sirve”.

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