La familia, germen de amor y felicidad

Columna de Roberto Díaz y Díaz: La familia, germen de amor y felicidad

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“Solamente una vida vivida para los otros vale la pena ser vivida”. Es frase de Albert Einstein y cuánta verdad conlleva. Hoy sería bueno preguntarnos: en nuestro matrimonio ¿somos egoístas o compartimos con nuestra pareja?, ¿vivimos con la esposa o sólo convivimos con la que fue la novia, la amiga y la amante, y ahora es sólo... la criada?

Se nos olvida que el amor no consiste en mirarse uno al otro, sino mirar juntos hacia la misma dirección. Esos pequeños detalles de antaño, hoy podemos volver a vivirlos si aún hay amor y comprensión, si hemos podido sobrellevar los pleitos y las alegrías.

Porque un hogar donde no se debate y se dan disculpas, es como un muerto sin enterrar. Si entendemos que todos somos humanos y podemos fallar, entonces el perdón, la comprensión y la aceptación con amor deben de ser las vitaminas que nutran nuestro hogar todos los días.

La frase de Mario Moreno (Cantinflas) es correcta: “La primera obligación del hombre es ser feliz, y la segunda, hacer felices a los demás”.

¿Eres feliz y haces felices a los que te rodean en tu hogar? No midas tu felicidad en la cartera llena, mídela en cuánto te respetan, aman y aprecian; no olvides que de todas las cosas que llevas puestas, tu expresión es la más importante.

Al hablar en tu hogar ¿lo haces con amor o la expresión de tu cara al regañar inspira terror?¡Cuánto herimos con la lengua y el mal ejemplo! ¡Cómo nos sentimos lastimados cuando nos agreden de palabra la pareja o los hijos!

Hay que aprender a ser como el sándalo, que perfuma el hacha que le hiere. Nunca los gritos y los pleitos han llevado a nada bueno.

Bien dice Amado Nervo: “Sólo hay tres voces dignas de romper el silencio: la  poesía, la música y el amor”. Ahora que nuestro país pasa por un momento difícil con las elecciones, qué bueno es convivir con espíritu positivo, teniendo siempre en cuenta que la familia es la célula de la patria y lo más valioso para conservar unida una nación.

Que la falta de dinero no nos agobie y destruya los ánimos para seguir luchando, pues “pobre no es el hombre que tiene muy poco, sino el que quiere más”.

Hay que buscar siempre el lado bueno de las cosas siendo optimistas, porque optimista es el que ve una oportunidad en toda calamidad, y pesimista es el que ve una calamidad en toda oportunidad.

Hoy ¿cómo estás tomando la vida?, ¿estás inconforme? No se te olvide que tratar de hacer feliz a una persona inconforme es como intentar llenar de agua un colador. Tener una familia es una bendición.

Hay que dar gracias a Dios por tanta riqueza, pues estamos compartiendo el amor, nos comprendemos y luchamos por ser felices. Practicamos el servicio para dar y recibir, fomentamos el diálogo, sabemos admirar, olvidar, perdonar, gozar y, lo más importante, tenemos seres humanos para amar y manifestar el amor de Dios en cada uno de nosotros con la oración en familia.

Cuando el invierno de la vida nos jubile y nuestro caminar se haga lento, ojalá podamos cantar como el poeta los valores de la vejez: “Viejo libro que leer, viejo amigo con quien hablar, viejo vino que beber y vieja esposa para amar”.

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