No desear nada, para tenerlo todo

Columna de Roberto Díaz y Díaz: No desear nada, para tenerlo todo

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“No desear nada, para tener lo todo” es una frase de Santa Teresa de Jesús y qué bueno es tenerla presente todos los días.

Lo triste es que nuestra obsesión por tener nos empuja cada día a desarrollar deseos inalcanzables y tratamos de crear todo tipo de necesidades compulsivas que nos quitan la paz espiritual y nos llevan al sufrimiento por tener y tener más y más.

Shantideva (gran erudito budista indio y maestro de meditación) afirmaba que los seres humanos, aunque decidimos buscar la felicidad, corremos, sin embargo, tras todo aquello que nos hace sufrir. Así nos volvemos prisioneros de nuestras posesiones, pero al final de la vida nos daremos cuenta que nada nos vamos a llevar.

Ninguna persona, pertenencia o sensación exterior nos pueden dar una satisfacción verdadera; los deseos nos encadenan a los pequeños placeres y estos nos impiden llegar a tener la felicidad completa, porque aferrarnos a las personas y a las cosas sólo nos causa serios problemas de infelicidad.

Meister Eckhart, gran médico del siglo XIII, dijo: “En mi escrutinio de todo lo escrito, hasta donde mi razón me lo permite, no encuentro ninguna mejor virtud que el desapego puro de las cosas”.

Bien dice la Dra. Rosa Rivas Lacayo: “Es bueno aprender a renunciar a los deseos imposibles de logar todas las cosas, y a nuestro afán de convertir a la gente en nuestra posesión. Sólo así seremos libres y podremos desarrollar nuestro potencial, nuestra dignidad y nuestra fortaleza interior”. Cuando nos aferramos a las cosas, dejamos de ser libres.

¡Qué ironía!, buscamos bienestar, dinero, relaciones afectivas, pero nuestro deseo incontrolable de tener todo esto, lo convertimos en nuestra prisión. Hay que aprender  a desprendemos de las cosas y de las personas, y a guardar un sano equilibrio para vivir en paz.

“No somos dueños de lo que tenemos, sino de lo que disfrutamos”. Si nuestras emociones se intensifican y se prolongan al no alcanzar lo que deseamos, estamos en peligro, porque nuestro deseo se ha transformado en un intenso apego.

Hay que preguntarnos cuánto más dolor estamos dispuestos a sufrir, antes de desprendernos y renunciar. Nuestros deseos insatisfechos nos hablan de esa búsqueda desenfrenada por tratar de encontrar en el exterior lo que sólo podemos encontrar dentro de nosotros mismos.

Hoy es un buen día para liberarnos de las cosas y vaciarnos de deseos insatisfechos, para dejar de sufrir. Bien dijo el gran filósofo chino Lao-Tse: “Sólo el río que se vacía en el océano puede seguir llenándose”. El desprendimiento nos dará felicidad, y una completa libertad para seguir llenándonos de eso que se llama... ¡vida!

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