Vivir con entusiasmo

Columna de Roberto Díaz y Díaz: Vivir con entusiasmo

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

"La peor derrota que una persona puede sufrir es cuando pierde el entusiasmo”. Frase directa y estimulante para ver cómo vamos a vivir el día de hoy, ¿con tristeza y pesimismo o con ilusión y entusiasmo? La decisión es nuestra y el beneficio, sólo de uno mismo.

Podemos empezar el día cultivando nuestra autoestima. Esa virtud tan olvidada y poco practicada, que consiste en valorarnos, respetarnos y cultivar nuestra persona. Porque amarse a uno mismo es el principio de un largo romance, pero hay que tener autoestima y no egoísmo, que no es lo mismo.

Porque el egoísmo es el enemigo del amor y es destructor de toda relación con nuestros semejantes. Es un cáncer letal que sin darnos cuenta nos aísla y aniquila acabando con la relación de nuestros semejantes, dejándonos solos y olvidados.

¿Qué tanto estamos viviendo en el amor? Es otro punto a cultivar hoy para ser felices y hacer felices a los que nos rodean. Bien dice Varrón: “El test del amor es el sacrificio”.

Porque el que ama promueve, defiende, cuida y se preocupa por la persona amada. No sólo busca el amor, sino que lo da. Porque el amor debe ser el principio y el fin de nuestra existencia.

Si Dios es amor, el amor nos debe de llenar y nuestro deber es compartirlo con los semejantes. Nuestra tercera motivación de hoy podría ser el servicio. ¿Qué tanto estamos sirviendo y dándonos a nuestro prójimo?

Si la máxima expresión del amor es el servicio, hoy podemos ofrendar nuestra vida con amor, sirviendo para tener una ilusión de vivir y ayudar.

La frase de Benjamín Franklin es correcta cuando dice: “Toda propiedad debe de estar al servicio de los demás”. Porque el servicio hecho plan de vida es un buen camino para llegar a la felicidad.

Y dejamos para el final, tal vez lo más importante para llenarnos de entusiasmo y vivir en plenitud: “Vivir la vida con el amor de Cristo”. Eso será que Él viva en nosotros para que seamos otro Cristo.

Porque hay que tener en los labios todos los días la frase:  “Que Cristo crezca y yo disminuya”. Vivir el plan de vida que Dios hizo para nosotros, para trasmitir su amor, pidiendo todos los días: “Señor, enséñame tu plan de vida para que yo lo realice, porque con el mío no he logrado la felicidad”.

El llenar nuestra vida de Dios nos dará fe, esperanza y amor. Hoy viviremos con entusiasmo si sabemos llenarnos de una autoestima positiva; si vivimos dando amor incondicional, para recibir felicidad por nuestras acciones.

No olvidemos que el amor no se mide con promesas, sino con actos de entrega y servicio. Seremos hombres plenos si ese servicio lo transformamos en ayuda, entrega y trabajo con nuestro prójimo. En estos tres planes de vida estará Cristo, porque Dios es amor, servicio y autoestima; es una energía tremenda si nos conectamos con la fe y la oración.

La sentencia de San Juan de la Cruz es correcta: “Al final de nuestras vidas, seremos evaluados por el amor que dimos y lo que hicimos, y por lo que dejamos de dar y hacer”.

Lo más leído

skeleton





skeleton