Reflexiones para Navidad

Letras en libertad, columna de Cristóbal León: Reflexiones para Navidad

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Estamos en la víspera de la celebración en gran parte del mundo de la Navidad o Natividad, fecha que Occidente ha marcado para la conmemoración del natalicio de Jesús, cuyo papel en la historia se le ha otorgado como el Hijo de Dios, por lo que no es para nada una celebración menor, muy al contrario, es la ocasión fundadora del cristianismo. Pero viene a mi mente la guerra genocida que el sionismo judío ha desplegado desde décadas atrás sobre el pueblo palestino.

Israel, potencia bélica y cómplice del imperialismo estadounidense, lleva décadas masacrando a los palestinos e impidiendo el establecimiento de su pueblo, la Franja de Gaza es zona de guerra permanente, los bombardeos son constantes incluso en fechas santas, los cadáveres de niños y mujeres no causan conmoción ante los ojos de quienes se han auto nombrado el “pueblo de elegido”, y llevan a la práctica un holocausto como el que ellos sufrieron de manos del nazismo alemán.

Y en estos últimos meses, desde el pasado 7 de octubre, al menos 20 mil palestinos han muerto a raíz de los bombardeos indiscriminados y del incremento de la invasión terrestre por parte de Israel contra el pueblo y la nación palestina. Un poco irónico, pero mucho más trágico, es el hecho de que han condenado a desaparecer al pueblo palestino que resiste con todos los medios posibles, ante el abandono de los llamados países desarrollados del mundo y de millones de seres humanos que han olvidado que muy, pero muy cerca de ahí, en esa pobre y apartada geografía del orbe, nació a

quien hoy celebran y desarrolló gran parte de su apostolado que da sustento a su fe. De niño la Navidad era junto a mi cumpleaños una fecha esperada, creo es un caso aplicable a muchos, la idea mágica de un ser que nos trae desde lejos regalos, el sentimiento por compartir con los nuestros y, desde luego, las vacaciones escolares, hacían de estas fechas algo especial.

Con el tiempo, entre cambios de pensamiento, crisis existenciales y rutinas vacías, la Navidad fue perdiendo esa esencia especial, se convirtió incluso en una obligación cumplida más por obligación que por interés real. Tras el nacimiento de Valeria para acá, y otros contextos cargados de esperanza, he recuperado un poco esa ilusión, claro, desde otra perspectiva y sin dejar de ser críticos ante el mercantilismo, mas ahora toca ser propiciadores de ilusión, contribuir con magia a la vida.

Estas fechas tienen muchos de símbolos y significados, que se contraponen o se utilizan de forma hasta perversa, la mercadotecnia, las empresas han fetichizado aún más estas fechas, otorgándole al objeto un valor mayor del real, despojando su lado humano (y no hablo sólo de la producción) y provocando que el hecho de regalar sea medido por el costo y no por la intensión de dar, de hacer sentir bien o al menos de intentarlo. Sin embargo, el ser humano persiste, cada vez que un niño recibe un regalo y lo valora en su dimensión o se alimenta una ilusión mediante el estímulo de la mente y los sentidos; la humanidad se renueva.

Ese es uno de los significados que me parece se conservan, y no obstante con ello se otorgue una idea cíclica de la historia, la vida y los seres humanos renacemos cada día, cada periodo y cada vez que sembramos o cosechamos a favor y en resultado de una utopía. La humanidad tiene futuro en cuanto mantenga la ilusión y esperanza de renacer en sí misma cada día.

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