Responsabilidad
La basura es una cuestión que compete a todos.
Uno de los temas importantes y estratégicos de cualquier ciudad moderna, que tienen que ser colocados en la mesa para ser discutidos, analizados y resueltos, es, sin duda alguna, el de la basura. Pero además es un asunto que nos compete a todos como sociedad, ya que compartimos el acto de generar desperdicios como parte de nuestra vida diaria, y debería también ser obligación colaborar o al menos estar enterados de lo que es preciso hacer para disponer de esos desperdicios de forma segura, permanente y con el menor impacto y perjuicio al medio ambiente y a los demás.
Todo el proceso que tiene que seguirse para la adecuada gestión integral de los residuos, hasta llegar a su disposición final, tiene un costo que por lo general es alto, y la primera y más importante responsabilidad que tenemos que asumir es la de pagar el precio que conlleva. La autoridad competente por mandato constitucional para hacerse cargo de los desperdicios es el municipio, y en muchos lugares aquél es un servicio que se concesiona a una empresa privada que cobra por ese trabajo, de modo que no son viables ni deseables las propuestas que de repente se ofrecen en tiempos electorales en busca del voto de los ciudadanos en el sentido de que este servicio debe ser “gratuito”. Un alcalde podría, en cualquier momento y con la aprobación del cabildo, decidir no cobrar por brindar ese servicio a los ciudadanos, pero eso no significa que no cueste.
Aunque ese concepto se indexara al impuesto predial o lo subsidiara el Ayuntamiento tomándolo de sus aportaciones federales, a fin de cuentas lo estarían pagando los mismos ciudadanos y al mismo precio, pero con la agravante de que al no “sentir” que están haciendo ese pago de manera específica, se rompe en la mente el enlace que existe entre generar un problema, y asumir con responsabilidad el costo de resolverlo, y eso es, desde mi punto de vista, desastroso para efectos de sensibilizar y formar ciudadanos responsables consigo mismos y con su entorno.
Se suele señalar con insistencia que hacerse cargo de los residuos es un gran negocio, sobre todo si se obtienen de la basura productos con algún valor comercial, ya sea plásticos u otros materiales susceptibles de ser reciclados, o se genera de alguna manera con ella energía eléctrica. Es cierto que toda empresa privada tiene que generar utilidades y hacer negocio, pero eso dista mucho del error que muchos cometen al pensar que son tantas las ganancias por esos conceptos, que casi hasta tendrían que pagarnos por llevarse la basura de nuestros hogares.
Tenemos que entender que generar desperdicios nos compromete con su destino final, y que nuestra responsabilidad no acaba cuando los arrojamos dentro de una bolsa y los asentamos en la acera para que alguien se los lleve quién sabe a dónde.