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La lealtad del "pueblo bueno" será puesta a prueba en los próximos días, es por ello por lo que todos los gobernantes emanados de Morena están nerviosos por la presión que recae en ellos para cumplir con la cuota de apoyos que requiere el Presidente.

El acarreo se vislumbra como el rey de la fiesta de revocación de mandato, a lo que se suma el uso ilegal de padrones y programas públicos, y las caravanas de servidores que promueven la participación en el proceso.

La vara para medirse a sí mismo fue elegida y diseñada por el propio gobierno, ellos pusieron sobre la mesa el instrumento de consulta con el que buscaban ratificaciones de popularidad para vacunarse de los ataques y mantenerse en poder.

El filo de ese ejercicio siempre fue doble y hasta ahora parecen darse cuenta de ello. La aplicación de la consulta de revocación de mandato llegó en momentos complicados y, posiblemente, muy distintos a los contemplados cuando la cuatroté pensó en que era buena idea usarla.

Hoy el escenario es turbulento y, por lo mismo, riesgoso. La posibilidad de que los números le juegan mal al presidente López Obrador es latente.

Debería considerarse que la falta de convocatoria, es decir, que sea mínima la gente que se tome la molestia de ir a votar ese día, sea un golpe contundente a la imagen presidencial.

No participar es la mejor forma de oponerse a los fines propagandísticos del Ejecutivo. Ignorar el proceso, no hablar de él, dejar que las cifras los ubiquen en su realidad es la manera más adecuada de contrarrestar el populismo lastimero que adereza la supuesta consulta.

Este 10 de abril: quédate en casa. Lo que el Presidente necesita es que la idea de una ratificación lo bañe y le ayude a enfrentar de la mejor manera el resto del sexenio.

En Palacio Nacional saben que con el empuje e inercia que trae la administración actual no les alcanza para llegar en buenos términos al 2024. No hay que olvidar que la aceptación de quien sea elegido abanderado o abanderada de Morena a la Presidencia depende, en gran medida, de la fuerza con la que llegue López Obrador a ese momento cumbre.

A la cuatroté le conviene, sí o sí, un Andrés Manuel fuerte, por ello la importancia de apostar el resto a la Consulta de Revocación de Mandato. Si el "pueblo bueno" no abraza a su presidente el próximo 10 de abril vendrán días amargos para las huestes obradoristas. Al tiempo.

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