Solamente aceptamos 'basquiats'
Edgar Rodríguez: Solamente aceptamos 'basquiats'
Cuando surgió el capitalismo europeo hace cinco siglos, aprovechó la riqueza de África y América para saquear oro, plata, diamantes y recursos naturales, así como esclavizar a las poblaciones originarias para capitalizar y expandir su dominio. Con los años, los descendientes de esas sociedades “desangradas económicamente” sobrevivieron en la pobreza. Hoy, en la miseria, migran desesperadamente hacia las metrópolis que los empobreció: Europa y Estados Unidos.
La historia de los africanos y centroamericanos va de civilizaciones libres a colonias surtidoras de materias primas y esclavos, para concluir en migraciones desesperadas por llegar a la Meca del capitalismo. En el caso de los centroamericanos, en los últimos 100 años, a partir de la Revolución burguesa, los gobiernos siguiendo la política exterior de brindar asilo a quien lo necesite, “se hicieron de la vista gorda”, dejándolos circular por nuestro territorio hasta llegar a la frontera con los estadunidenses.
Cabe recordar que hace muchos soles y lunas, los centroamericanos y mexicanos eran parte de Mesoamérica. Con el tiempo y los intereses de los Estados-Nación capitalistas fueron divididos: unos se volvieron “Centroamérica” y otros “México”. De pronto, hermanos mesoamericanos se convirtieron, por obra y magia del Capital, en diferentes “nacionalidades”. El Nacionalismo vino a dividir a pueblos hermanos por miles de años.
De este modo, mexicanos pobres junto con centroamericanos miserables coincidían en la ruta seguida por el ferrocarril conocido como “La Bestia”, iniciada desde Chiapas, una vez cruzada la frontera ilegalmente para ingresar a México.
Hasta que el gobierno mexicano se comprometió con Donald Trump y luego con Joe Biden, para cerrarles el paso a la altura de Chiapas. Aunque para ello deban cambiar el método de dejarlos pasar por nuestro territorio y bloquearlos reprimiendo su travesía.
En eso estaban cuando las estrellas del espectáculo norteamericanos, los esposos Beyonce y Jay Z, para apuntalar estéticamente su campaña de joyas de prestigiada marca Top Ten en Estados Unidos, utilizaron a un artista de vanguardia haitiano: Basquiat(+), con una de sus obras cumbre, quien, irónicamente, atentaba contra el mundo burgués de los multimillonarios que todo compran, hasta su antítesis, como estos empresarios-artistas del “capitalismo salvaje”. Pero ¿quién es Jean-Michel Basquiat?
El último gran artista visual del neo-expresionismo y primitivismo, que por la miseria de su país emigró hacia Estados Unidos, y deslumbró a la crítica y a coleccionistas de arte por su vanguardismo pictórico destrozador de cánones, al grado de ser el primer creador contemporáneo que vendía obras a precios estratosféricos, antes de realizarlas.
Todavía los fans de Basquiat no acababan de sorprenderse cómo estos dos artistas negros se atrevieron a “contra utilizar” una obra que critica a los poderosos del dinero, cuando el mundo se enteró: en la frontera entre Centroamérica y México, el gobierno mexicano golpeaba a haitianos migrantes.
La pregunta es obvia ¿qué diría el gran artista caribeño al enterarse de que su destacado cuadro vino a metaforizar lo que en los continentes saben? En Estados Unidos existen dos tratos diferentes para artistas y pueblo común de Latinoamérica, el Caribe o África.